Todos los sentimientos: Hazte cargo de tus sentimientos (y no al revés)Muestra

Cuando los sentimientos oscuros no tienen propósito

Un gemido abrasador atraviesa la noche. Mis padres dan un respingo en la cama, con el corazón golpeando contra sus costillas. El reloj marca las 3:00 a. m. en implacables números rojos. Mamá y papá se sientan entrecerrando los ojos el uno al otro, dudando de sus propios oídos. ¿Hubo algún ruido?

Otro grito: un gemido ahogado, la voz de un niño. Papá vuela por dos tramos de escaleras en dos saltos kamikaze. Abre la puerta de golpe y encuentra a un niño pequeño en pijama de avión chillando en la alfombra delantera, con los puños apretados y los ojos muy abiertos.

Papá lo mira boquiabierto. "¿Liam?" pregunta, reconociendo al niño de tres años de tres casas más abajo. "Liam, amigo, ¿estás bien?"

Pasaron días antes de que mamá y papá pudieran contar esta historia sin alterarse. Resultó que el pequeño Liam era un sonámbulo, y se levantó de la cama y deambuló hasta nuestra casa, aparentemente soñando con invitar a mis hermanos a jugar. Cuando llegó a nuestra puerta, se despertó, desorientado y aterrorizado.

A veces, como el pobre Liam, los grandes sentimientos golpean nuestras puertas y en realidad no tienen un propósito. No estamos seguros de cómo llegaron allí, o por qué. Algunos días nos despertamos y estamos tristes. No ha sucedido ninguna gran cosa mala, simplemente nos sentimos deprimidos. La tristeza y la ansiedad han llamado y están parados en el umbral, esperando que los dejemos entrar.

En los momentos en que no puedo encontrar una razón aparente para mis sentimientos oscuros, me resulta útil hacer un inventario por escrito. Me siento con Dios, papel y bolígrafo y me hago algunas preguntas de búsqueda:

¿Pasó algo malo?

¿Estás ansioso por algo en particular?

¿Te sientes irresuelto en un conflicto con alguien?

¿Has cometido algún pecado del que te sientes culpable?

A veces, mis investigaciones revelan algo con lo que debo lidiar: una explicación de los sentimientos, un problema que puedo abordar a través de la oración y la conversación. Pero otras veces, no encuentro nada. La respuesta a las cuatro preguntas es no. Los sentimientos pueden parecer reales, pero no tienen una causa real. Cuando nos sentimos tristes o ansiosos sin una razón clara, no tenemos la obligación de pasar el rato con esos sentimientos a largo plazo. No tenemos que invitarlos a nuestro corazón.

Para ayudar a los sentimientos oscuros en su camino, me resulta útil escribir las Escrituras o las palabras de la verdad y repetirlas hasta que los sentimientos se rindan gradualmente y dejen de llamar. En momentos de confusión emocional, me aferro a pensamientos simples como estos:

Dios me ama.

Dios me está cuidando.

El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. (Salmo 103:8, NVI).

En Cristo soy "intanchable y puro... sin culpa". (Filipenses 2:15)

Mis sentimientos no dicen la verdad. Puedo sentirme triste, pero no tengo que permanecer triste. Puedo sentirme ansioso, pero no tengo que permanecer ansioso.

Hay días para ser infeliz, pero hoy no es uno de ellos.

Hay días para estar ansioso, pero hoy no es uno de ellos. 

Estas declaraciones son simples, pero ese es el punto. Los sentimientos salvajes responden mejor a las realidades simples.

Sean cuales sean los sentimientos que estén llamando a la puerta de nuestro corazón hoy, vivamos sin miedo. Mantengamos las bisagras de la puerta engrasadas, preparada no sólo para cerrarse de golpe contra la noche y su penumbra, sino para abrirse de par en par y acoger los sentimientos de alegría cuando vuelve la luz del día.