Loco amor con Francis ChanMuestra

“Tu mejor vida… Después”

Probablemente ya te has dado cuenta de que debes tomar una decisión clara: puedes dejar que la vida simplemente suceda, lo cual equivale a servirle tus sobras a Dios, o correr activamente hacia Cristo.

¿Te das cuenta de la necedad que supone buscar la plenitud lejos de Él? ¿Entiendes que es imposible agradar a Dios de otra forma que no sea entregarse de todo corazón? ¿Comprendes la belleza y la profunda alegría de caminar con Dios, nuestro santo Padre y amigo, en genuina intimidad? ¿Tu deseo de ver a Dios es mayor que tu deseo de seguridad?

Quizás hayas respondido que sí a estas preguntas, pero aún no estás seguro de lo que esto implica, de cuáles son las alternativas para no vivir flotando en la corriente. Ante esto, propongo un ejemplo.

¿Cómo cambiaría tu vida si pensases en cada persona con la que entras en contacto como si fuese Cristo? La persona que conduce insoportablemente despacio delante de ti, el dependiente del supermercado que parece más interesado en charlar que en cobrarte las compras, el miembro de tu familia con el que no puedes tener una conversación sin sentirte irritado...

En Mateo 25 Jesús bendice a algunas personas por lo que han hecho. Confundidos, ellos preguntan: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento y te dimos de comer y beber? ¿Cuándo llegaste como un extraño y te recibimos en nuestras casas? ¿Cuándo te vimos sin ropa y te la dimos? ¿Cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”

Su respuesta es asombrosa: “Y el rey les dirá:‘Os aseguro que todo lo que hayáis hecho en favor del más pequeño de mis hermanos, a mí me lo habéis hecho.’” (BLP) Jesús dice que mostramos un amor tangible por Dios en la manera de cuidar a los pobres y a aquellos que sufren. Espera que tratemos a los pobres y a los desesperados como si fueran el propio Cristo.

* ¿Tratas a las personas con las que te relacionas a diario como si fueran Cristo? ¿Velas por la más pequeña de ellas, incluso en perjuicio propio? ¿Cómo puedes empezar a reprogramar tu corazón y tu cerebro para poder ver estas oportunidades de compartir el amor de Cristo?

Para terminar, mira mi vídeo, que explora este tema un poco más:

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