«Juntamente con Él»Muestra

«El costo de seguirlo»

Cuando pensamos en tanta gente que quedó en el camino, necesitamos hacernos una pregunta: ¿Habrán comprendido de qué se trataba esto? Jesús le habla a la multitud sobre el costo de seguirlo, diciendo: «Si alguno viene a mí, y no aborrece a los suyos, y aun su propia vida, no puede ser mi discípulo». Deja en claro, además, que quien no lleva su cruz y viene en pos de Él no puede ser Su discípulo, y que quien edifica una torre sin calcular los gastos va a ser motivo de burla. Luego agrega: «Así, pues, cualquiera de ustedes que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo».

En otras palabras, el Señor estaba diciendo: «¡Calculen los costos!» Antes de edificar, antes de marchar a la guerra, ¡hay que hacer cálculos! Y para cualquier presupuesto que tengamos que hacer, nos urge saber de qué se trata ese tramo que estamos decididos a construir. Necesitamos predicar el evangelio como lo hacía Jesús, solo así nos aseguraremos de no estar plantando una semilla que no pueda dar fruto. 

Desde la perspectiva que estamos evaluando, hay dos motivos por los cuales una persona puede perderse en el camino:

1. Por no calcular el costo.

2. Por desconocer lo qué significa seguir a Jesús.

En el capítulo 9 del evangelio de Lucas, encontramos la historia de algunos que fueron retados por Jesús a dejar lo que más amaban para seguirlo a Él. «¡Deja que los muertos entierren a sus muertos! ¡Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios!» Estas fueron algunas de sus frases para motivar a aquellos que eran atraídos por su necesidad.

El Señor no quiere gente así, Él espera una clase de gente que hizo bien sus cálculos y conoce lo que es seguirlo, que no estima su vida como preciosa, porque ha decidido perderla por amor a Él. Son personas con las maletas siempre listas para ir a donde les indique, personas que viven peligrosamente, entregadas a un tesoro que supera el valor de todo lo que tienen o creen poseer.