Un Rescate Por MuchosMuestra

Saludable y Completo

Bajo la ley judía, las personas con enfermedades y dolencias no podían entrar en el templo, el lugar donde los judíos creían que moraba la presencia de Dios en la tierra.  Marcos 2 comienza, cuando un hombre paralítico entra dramáticamente en la presencia de Jesús, lo que nos dice que algo importante está por suceder.

Con una multitud reunida, el techo se abrió, y con todos los ojos puestos en Él, Jesús proclamó palabras de sanidad espiritual.  Todos los que allí estaban  reunidos quedaron atónitos, especialmente los líderes religiosos. ¿No era obvio lo que este hombre necesitaba? No era perdón; necesitaba poder caminar.
 

Pero Jesús cambió la conversación. ¿Acaso vino para los cojos y los enfermos? Sí. Le dijo al paralítico que tomara su lecho y que se fuera a su casa. Pero Su misión final era sanar lo que estaba espiritualmente quebrantado.
 

Su autoridad sobre el reino físico se hizo clara cuando le dijo al hombre que se levantara y caminara.  Pero lo más importante es que Su autoridad sobre el reino espiritual, se hizo evidente al proclamar perdón de  los pecados.  Su buena noticia no tenía que ver simplemente con la salud del  cuerpo, sino también con la integridad de nuestra alma.
 

Levi era un recaudador de impuestos, alguien que había traicionado su herencia judía y se había alineado con el imperio Romano.  A los ojos de los maestros de la Ley, ¡él era un pecador quebrantado! Pero Jesús invita a Levi a Su presencia, para compartir una comida y desarrollar una relación. ¡Qué increíble imagen del amor extravagante y la misericordia de Jesús! ¡Qué buena noticia  nos trae!  Jesús no sólo nos ofrece perdón, sino que también nos muestra a lo que equivale la plenitud en su presencia.