Mi máximo por Su GrandezaMuestra

Rendición Total

Nuestro Señor responde a esta declaración de Pedro diciendo que esta rendición es "por Mi causa y la del evangelio" (10:29). No fue con el propósito de lo que los propios discípulos obtendrían de él. Tenga cuidado con la rendición motivada por los beneficios personales que puedan resultar. Por ejemplo, "Voy a entregarme a Dios porque quiero ser liberado del pecado, porque quiero ser santo". Ser liberado del pecado y ser hecho santo es el resultado de estar bien con Dios, pero la rendición como resultado de este tipo de pensamiento, ciertamente no es la verdadera naturaleza del cristianismo. Nuestro motivo de rendición no debe ser para ningún beneficio personal. Nos hemos vuelto tan egocéntricos que vamos a Dios solo por algo de Él, y no por Dios mismo. Es como decir: "No, Señor, no te quiero; Me quiero a mi mismo Pero sí quiero que me limpies y que me llenes con Tu Espíritu Santo. Quiero estar en exhibición en Tu vitrina para poder decir: 'Esto es lo que Dios ha hecho por mí' ". Ganar el cielo, ser liberado del pecado y ser útil a Dios son cosas que nunca deberían ser siquiera una consideración en rendición real. La rendición total genuina es una preferencia soberana personal por Jesucristo mismo.

¿Dónde figura Jesucristo cuando tenemos una preocupación acerca de nuestras relaciones naturales? La mayoría de nosotros lo abandonará con esta excusa: "Sí, Señor, escuché que me llamaste, pero mi familia me necesita y tengo mis propios intereses. Simplemente no puedo ir más allá "(ver Lucas 9: 57-62). "Entonces", dice Jesús, "tú no puedes ser mi discípulo" (véase Lucas 14: 26-33).

La verdadera rendición siempre irá más allá de la devoción natural. Si solo nos damos por vencidos, Dios se rendirá a sí mismo para abrazar a todos los que nos rodean y satisfacer sus necesidades, que fueron creadas por nuestra rendición. Tenga cuidado de detenerse en cualquier lugar que no sea la entrega total a Dios. La mayoría de nosotros solo tenemos una visión de lo que realmente significa, pero nunca la hemos experimentado realmente.

Oh Señor, haz que mi intelecto brille con las enseñanzas de Tu Espíritu Santo.