MujerMuestra

Mientras crecía mis padres me enseñaron que el deporte era algo fundamental en su vida y obviamente lo sería en la mía.

Desde mis 5 años practiqué ballet, gimnasia, fútbol, basquet, tenis, karate, volley, y natación, este último era el que más amaba y en verdad era muy buena. Mis padres tuvieron el papel principal para entender que la disciplina, el esfuerzo y la constancia eran lo que marcaría mi vida.

Era feliz de ser una niña deportista y atlética. Luego otra gente ocupó un papel de influencia en mi vida. Empezaron a enseñarme que ser delgada era lo que necesitaba en mi vida, que nadie nunca sentiría atracción por alguien más fuerte que él o con la clase de cuerpo musculoso que estaba formando. Esas palabras y acciones me marcaron por años y aunque tal vez no buscaban herirme, al final dieron como resultado una lucha que pudo haberme matado, dejando cicatrices muy grandes en mí.

Lo que trato de explicarte hoy es que tú eres influyente. La influencia va mucho más allá de las fotos, los likes, la fama y la apariencia de éxito, eso nada o poco tiene que ver. Se trata de lo que causas en la vida de los demás.

El mayor “influencer” del mundo se rodeó por 12 buenos amigos a quienes insistió en conocer bien, no era famoso en muchos lugares y la verdad solo lo amaron cuando se fue, lo que él hizo fue grande, pero se enfocó en cumplir lo que se le pidió: amarnos.

Tú tienes el mismo reto: amar a los demás como a ti mismo.

Puede que no sepamos como amarnos y sea una de las tareas más difíciles. Pero habrá siempre alguien que nos ayudará a comprender que lo que hay en nosotros es maravilloso. Sé una de esas personas para alguien más.

Hay personas que te dirán “hay que aprender a manejar lo que la gente dice de ti e ignorarlo”. Si tú lo has logrado, te felicito, pero recuerda que no todas tenemos el mismo carácter, no fuimos educadas de la misma manera o tuvimos las mismas oportunidades. Tal vez te encuentres con una Gaby de 13 años que no entendía lo que "estaba mal" con ella y que no encontró a alguien que la ayude, tal vez ese sea tu momento para causar influencia.

Es hora de entender que eres influyente, que todo lo que hagas o digas va a tener una respuesta en alguien más.

Si bien es cierto, no podemos caminar por la vida de puntillas solo para no herir a otros, pero sí podemos tomar la decisión correcta en cuanto a lo que decimos, cómo lo decimos, lo que hacemos y cómo lo hacemos. No se trata de temer sino de aportar.

Mujer, empieza a enorgullecerte de aquellos que están a tu lado aunque no se parezcan a ti. Empieza a tener palabras positivas y que levanten a los que te rodean. De eso se trata, de que tú tengas parte en la vida de los demás como un buen recuerdo para inspirar.

Empieza a decir de los demás lo que quieres escuchar de ti misma. No hay tiempo, es hora de amarnos.