La Esperanza que transforma vidasMuestra

¡Nunca pierdas la esperanza!

Hebreos 10:23 Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa (TCB).

Las personas para quienes fue escrita la Carta a los hebreos, eran un grupo de judíos cristianos que estaban pasando por persecución, se estaban alejando de su fe y cediendo a la tentación de volver al judaísmo. En el capítulo 10 de esta carta, versículo 1 al 18, se presenta a Cristo como el que perfecciona; dejando de lado la antigua alianza y la ley (que para limpiar o quitar los pecados debían ofrecer sacrificios de animales como toros o cabras) y recordando que Dios remplaza este sistema de sacrificios por el sacrificio de Cristo (V. 9) el cual fue único, definitivo y suficiente para perfeccionar constantemente a los que Él santifica (v14).

Manténganse firmes en la fe es el título que antecede al versículo 19 de este mismo capítulo, afirmando que como ya fueron perfeccionados en Cristo y pueden con toda confianza acercarse al lugar santísimo (V19), ha sido Cristo quien abrió un camino nuevo y vivo, por medio de su propia vida (V 21). Les invita a acercarse a Dios con corazón sincero y lleno de fe por identidad, interiormente purificados de una conciencia de maldad (V22). En el versículo 23 se repite la frase del título, pero, se cambia la palabra fe por esperanza, se habla en primera persona y se resalta la fidelidad de Dios: Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.

Quizás tú, al igual que este grupo de cristianos estás pasando por un momento de persecución, no una persecución literal, sino una persecución de prohibiciones o quizás te están juzgando. Quizás crees que tu sacrificio no es lo suficiente y tus pecados no han sido perdonados. A través de estos textos, te puedes dar cuenta que el sacrificio de Cristo es suficiente para acercarte al Lugar Santo con toda confianza, para entregarte un camino nuevo y lleno de vida, para darte identidad. Pero, sobre todo para afirmar tu fe y tu esperanza en que los propósitos de Dios se cumplirán en tu vida, no importando los problemas, palabras, desánimos o persecuciones. El propósito de Dios en tu vida es firme porque fiel es el que hizo la promesa.

Pueden pasar por tu vida o por tu mente mil dificultades, problemas, críticas, burlas, sentimientos de ser indigno, insuficiente o desconfianza en ti mismo, puedes perder objetos o personas. Pero, nunca pierdas la esperanza, y siempre ten presente que fiel es el que hizo la promesa.