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El Misterio De La SeguridadMuestra

El Misterio De La Seguridad

DÍA 1 DE 3

"ABRAM EXPRESA SU INSEGURIDAD EN SU VIDA"

Leamos atentamente el versículo 1: "Después de estos acontecimientos, la palabra del Señor vino a Abram en visión".

¿Después de qué?

Abram, en el capítulo 14, había derrotado a los reyes de Asiria, pero esa misma victoria lo colocó, en un escenario propicio para la venganza de esos pueblos o para despertar celos entre aquellos que lo rodeaban. Además, en ese mismo capítulo, Abram rechazó la oferta del rey de Sodoma de quedarse con el botín de guerra como recompensa. Así que se encontraba en una sensación de peligro de guerra y sin recompensa.

Recordemos que Abram era un extranjero en tierra extranjera y lo único que tenía era una promesa. Pero, además de todo eso, tampoco tenia un heredero a quien transmitir la promesa que Dios le había hecho.
En ese escenario de inseguridad se encontraba Abram, cuando de repente en la noche aparece la visión. Pongámonos en la mente de Abram por unos segundos e imaginemos lo que podría estar pensando antes de la visión: "Estaba tranquilo en Ur de los caldeos, ¿por qué me hicieron salir de mi casa?". Abram empezaba a expresar su inseguridad a través del miedo. La inseguridad no llega de golpe a nuestras vidas; es algo que crece poco a poco.

Nosotros somos bombardeados por noticias, por lo que nos cuentan amigos y vecinos, y nuestra mente comienza a almacenar esa información, creando una cosmovisión acerca de nuestra vida, de la ciudad en la que vivimos, del mundo, y la inseguridad comienza a instalarse internamente en nosotros, pero es gradual. Empezamos a repetir lo que todos hablan afuera: "Todo está terrible, el dinero no alcanza, nada va a cambiar, todo va camino al desastre, no sé qué vamos a hacer con nuestras vidas". O puede ser una inseguridad del corazón: "No voy a cambiar, mi vida siempre será así, ¿acaso no tengo un propósito? ¿Acaso mi familia siempre será así?". Inseguridades.

Pero el versículo 1 dice que viene la visión, y Dios habla diciéndole: "No temas, Abram, yo soy tu escudo. Tu recompensa será muy grande". Dios viene y le habla directamente sobre sus inseguridades externas, pero la actitud de Abram muestra que había algo más profundo.

Versículo 2 y 3: Abram dijo: "Señor Jehová, ¿Qué me puedes dar, si camino sin hijos...? Abram continuó: "He aquí que no me has dado descendencia, y un criado de mi casa me heredará".

Parece resignado, a la defensiva, casi en un estado de escepticismo. En sus pensamientos él estaba diciendo: "Dijo que iba a ser una nación grande, pero Sara todavía no ha quedado embarazada...". Y pareciera que está tratando de llevar la conversación con el Señor en medio de la visión hacia lo que realmente le afligía, lo que realmente le estaba dando incertidumbre, inseguridad. ¿Dónde está mi hijo? ¿Para esto me trajiste? El objeto de la aflicción e inseguridad de Abram era la falta de hijos. ¿Cuál es el objeto de tu aflicción, de tu inseguridad en este día?

Seguimos con los versículos 4 y 5: Pero he aquí que la palabra del Señor vino a él: "No te heredará ese, sino que te heredará uno que saldrá de tus entrañas". Y sacándolo afuera, le dijo: "Mira al cielo y cuenta las estrellas, si puedes contarlas". Y le dijo: "Así será tu descendencia".

Dios le responde de una manera interesante, pero enigmática. Como si le estuviera diciendo: "No te preocupes, no sientas inseguridad, tranquilo, vamos afuera que quiero inspirarte para que veas lo enorme de mi promesa para tu futuro". Pero pareciera que el Señor, al exponer de manera gráfica, de manera plástica esa promesa, le hace crecer más el carácter paradójico. Si no podía tener uno, imagina esa cantidad de estrellas. Es como si Dios nos dijera: "Ve al supermercado, mira todas las estanterías desde una esquina... Todo eso que ves, un día lo tendrás en tu nevera". Y tú miras tu cuenta bancaria y dice todo lo contrario. "Ve al lugar más oscuro de tu vecindario, párate frente a esos lugares, levanta tu mano y ora, porque un día ahí habrá una iglesia plantada". Párate frente a la peor de tus inseguridades, ya sea económica, sentimental, laboral, familiar, lo que sea, y mírate ahora con fe, totalmente restaurado de manera sobrenatural. Difícil, ¿no?

Sin embargo, el versículo 6 dice: "Abram creyó en el Señor, y él se lo contó como justicia".

Pareciera que el narrador del Génesis interrumpe la visión. Nos deja a Abram mirando solo en la noche las estrellas del cielo y nos comunica, a nosotros los lectores, un juicio teológico, sin decirnos qué hizo Abram exactamente para creer ni por qué Dios lo declaró justo. Como si fuera un tipo de fe difícil de describir y que solo se puede afirmar. Según algunos comentaristas de antiguas prácticas, este texto se refiere a que Abram simplemente se dejó gobernar de forma pasiva, bajo una actitud de rendición humana por la idea de que Dios estaba al control de toda la historia de su vida. Era un acto de confianza. En ese momento, el lector hebreo entendía este versículo como una cuestión de reglas comunitarias; la justicia era un concepto relacional, se declaraba justo a aquel que seguía las reglas o exigencias que esa comunidad imponía. Dios le estaba declarando su plan histórico: convertirlo en una gran nación. Y Abram lo tomó en serio y se comprometió con esa palabra. Tuvo una actitud justa en ese vínculo.

Hasta aquí, ustedes y yo podríamos pensar: Listo, Abram. Cierra la tienda, anda a descansar. Ya Dios te habló. Le creíste y fuiste declarado justo.

Pero leamos el versículo 7 y 8: "Luego le dijo: "Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra en heredad". Él dijo: "Señor Jehová, ¿Cómo sabré que la heredaré?".

La inseguridad nuevamente.

Es como si estuviera volviendo a su carpa y, de repente, se diera vuelta para preguntarle algo más al Señor. Algo que nos pasa a todos. Conocemos sus promesas, leemos su palabra, las confesamos... pero por nuestra mente vienen pensamientos: "¿Cómo sabré que será así tal como dice la Biblia?". Abram dijo: "¿Cómo sabré que poseeré esta tierra? ¿Cuál es la seguridad de que cumplirás tu promesa? ¿Cómo sé que lo que dices es verdad?".

Una y otra vez, la inseguridad...

¿Cuántas veces al día nosotros también nos sentimos inseguros? Quizás pensamos o decimos: "¿Cómo sé que ser cristiano es garantía de tener el cuidado de Dios? ¿Cómo sé que tendré sus bendiciones? ¿Cómo sé que mi hogar y yo seremos salvos y estaremos bien? ¡Mira cómo está el país! ¡Mira cómo está el mundo! ¿Cómo sé que estás conmigo? ¿Cómo sé que me casaré?" ."¿Cómo sé que me perdonas cuando fallo?".

Abram ya había pensado que su siervo heredaría el hijo, aunque Dios le había prometido descendencia. Porque es una realidad. Aun teniendo una relación con Dios de años, en muchas ocasiones de la vida vamos a tener miedo, inseguridad, y decimos: "¡Dios, ¿qué va a pasar con mi vida?". Pero Dios le responde a Abram de una manera en la que nunca antes en la historia de la humanidad se había visto. Y le quita sus inseguridades.

Porque Dios quiere quitarnos las inseguridades, como lo hizo con Abram... y la pregunta en esta día de lectura es, ¿cómo lo hizo?

Te extiendo una cálida invitación a acompañarnos en nuestro viaje devocional nuevamente mañana.

Escrituras

Día 2

Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a Pastor Jonatan López por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.youtube.com/channel/UCvqC62ELyc8iZkFSqM8M-EQ

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