“GRACIAS A LA CRUZ”.

“En la cruz, Él se llevó mi maldad

En Jesús, soy salvo por la eternidad

Por la sangre del Cordero

Derramada en el Madero

Tengo entrada hacia el trono celestial

Con el precio de Su vida

Ya la muerte fue vencida

Era esclavo, ahora vivo en libertad

Todo fue gracias a la Cruz”.

Mientras escribimos esta canción, nuestros corazones se derramaban en adoración delante de la presencia de Dios, con el alma totalmente agradecida por lo que hizo Jesús. Hoy deseamos compartir con cada uno de ustedes, la relevancia de Su amor, mostrado a través de Su sacrificio en la cruz.

A lo largo de estos días, esperamos que hayas podido experimentar los beneficios que Dios nos entregó en esa cruz, ya que allí encontramos la máxima expresión de Su amor por la humanidad. El sacrificio de Jesús no solo nos libra del castigo del pecado, sino que nos ofrece la oportunidad de experimentar la vida eterna en comunión con Él. Esta canción nos recuerda que la cruz es el símbolo del amor incondicional de Dios hacia nosotros.

"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8 RVR1960).

A menudo, nos sentimos indignos del amor de Dios debido a nuestros pecados y errores. Sin embargo, este versículo nos asegura que Él nos amó incluso en nuestro estado de pecado. La muerte de Cristo en la cruz es la manifestación suprema de ese amor, mostrándonos que no hay límites para Su gracia y misericordia.

"Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz" (Colosenses 2:14 RVR1960).

La cruz de Cristo es el lugar donde nuestras deudas espirituales fueron canceladas de una vez por todas. En este versículo, se nos recuerda que en la cruz, Jesús anuló el poder del pecado y la condenación sobre nuestras vidas. La obra redentora de la cruz nos libera de la esclavitud del pecado y nos ofrece la libertad en Cristo.

Gracias a la cruz, encontramos en Jesús el fundamento de nuestra fe y la fuente de nuestra esperanza. En ese madero encontramos perdón, redención y libertad. Que podamos recordar siempre el sacrificio de Jesús y vivir en la plenitud de la vida que nos ofrece.

“Fue por sus heridas

Que nos ha limpiado

Fuimos perdonados

​​Todo fue gracias a la Cruz

Ya fue consumado

Derrotó al pecado

Ha resucitado

​​Todo fue gracias a la Cruz”.

Acompáñanos a cerrar este tiempo con una oración:

“Padre Celestial, gracias por el amor incondicional que nos has demostrado a través de la cruz de Tu Hijo, Jesucristo. Ayúdanos a comprender más profundamente el significado de Su sacrificio y a vivir en la libertad que nos has dado. Que podamos compartir este mensaje de esperanza y salvación con otros, para que también puedan experimentar el poder transformador de la cruz. En el nombre de Jesús. Amén”.