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Cruz y corona

DÍA 1 DE 7

La sangre preciosa del Señor Jesucristo

¿Cuándo fue la última vez que escuchaste un sermón o entonaste una canción sobre la sangre del Señor Jesús? Algunas iglesias hoy en día encuentran que el concepto es anticuado o incluso horroroso. Entre otras cosas, se han eliminado de los himnarios los cánticos que mencionan "la sangre". Sin embargo, sin ella no hay esperanza de una relación con Dios, ni seguridad de salvación, ni confianza de que nuestras oraciones sean escuchadas.

Las Sagradas Escrituras nunca rehúyen la mención de la sangre. De hecho, corre como un hilo rojo desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Si eliminamos las referencias a la sangre en la Biblia, todo lo que queda es un libro de historia y literatura. Cualquier cosa que Dios considere tan importante nunca debe ser ignorada.

Levítico 17:11 nos dice que Dios dio la sangre para hacer expiación porque la "vida de la carne" está en ella. La palabra "expiación", tal como se usa en el Antiguo Testamento, significa "cubrimiento". A través del sistema de sacrificios de adoración establecido por el Señor, los pecados de la humanidad fueron cubiertos por la sangre de animales inocentes.

La seriedad del pecado es revelada por el costo monumental de la expiación: el castigo es la muerte; y debe ser pagado ya sea por el culpable o por un sustituto aceptable. Para cubrir las transgresiones, los animales ofrecidos debían ser inmaculados y perfectos. Cada sacrificio sobre el altar era un cumplimiento de la pena de muerte exigida por la ley de Dios.

El sistema de sacrificios enseñaba al pueblo que el Señor es santo, que los pecados deben ser castigados y que su expiación solo tiene lugar mediante el derramamiento de sangre. Esta disposición era un presagio de lo que estaba por venir. Dado que los sacrificios de animales solo podían cubrir el pecado, se necesitaba un "último cordero" para eliminar toda la iniquidad del hombre.

Un día, mientras Juan el Bautista estaba junto al río Jordán, "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" entró en escena en la historia de la humanidad (Juan 1:29). El sacrificio perfecto por los pecados había llegado. Él fue "destinado desde antes de la fundación del mundo" y vino a la tierra para cumplir el asombroso plan de redención del Señor, derramando Su sangre preciosa (1 Pedro 1:18-20).

El Señor Jesús no fue un simple hombre, era el Hijo de Dios revestido de carne humana. Su nacimiento fue sobrenatural porque fue concebido por el Espíritu Santo en el vientre de una virgen. Puesto que no se le transfirió ningún pecado a través de un padre terrenal, el Señor Jesús fue el Cordero de Dios perfecto y sin mancha; fue la única vida impecable y, por lo tanto, el único sacrificio adecuado para expiar la culpa de toda la humanidad.

Día 2

Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a In Touch Ministries por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.encontacto.org/planes

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