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QUE NO TE LLEVE LA OLA

¿Alguna vez te enfrentaste a una ola en el mar? ¿Intentaste quedarte parado mientras la ola te embestía? Como seguramente habrás notado, es muy difícil mantenerse en pie cuando te golpea. Literalmente, la ola te lleva...

Dentro de nosotros también hay una “ola”; en este caso, se alimenta del deseo sexual y gana fuerza con las tentaciones que experimentamos a diario. Esta ola también es poderosa y quiere arrastrarnos y revolcarnos en el pecado, pero podemos hacerle frente y mantenernos firmes más allá de sus embates. Podemos hacerlo porque estamos en Cristo y Él nos da la fuerza suficiente para resistirla. Ahora bien, si la ola nos lleva, es porque en realidad nos dejamos llevar por ella. Ser arrastrado o no por la ola es una decisión, no es algo inevitable, no es algo de lo cual no puedas escapar o que te domine de tal manera que tu voluntad desaparece. No, claro que no es así: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”.

Si la ola te lleva es porque tú quisiste que sea así, te “dejaste” llevar por tus malos deseos, y esto es una decisión que tomaste.

Por eso, no te dejes llevar por la ola. Tu cuerpo te lo va a pedir, tus emociones van a gritar adentro tuyo, el contexto en el que estás va a querer empujarte y nuestro adversario, el diablo, anda como león rugiente buscando devorarte, buscando que te dejes llevar por la ola.

¿Por qué nos dejamos llevar por la ola?

Porque el placer que nos produce aquello que esa “ola” nos empuja a hacer nos nubla la razón. El placer nos ciega. ¿Qué me importa mi futuro? ¿Qué me importan las consecuencias? ¿Qué me importa Dios...? Placer “aquí y ahora”.

No permitas que la corriente te arrastre, que la ola te lleve. Dios quiere que ejerzas dominio propio y siempre coloca la pelota en tu cancha. Él te dará fuerzas, te acompañará y te hablará, pero la decisión es tuya. Dios te ayuda en medio de las tentaciones, pero no hace que estas desaparezcan. Él espera que decidas, y que decidas por Él. Sé de aquellos que están en Cristo y que se mantienen firmes pese a las olas que los arremeten.