¡Anímate a Discipular!Muestra

NECESITAMOS SER DISCIPULADAS PORQUE ES LA HERRAMIENTA QUE MOLDEA NUESTRO CORAZON Y ES DISEÑO DE DIOS.

Si te gusta enseñar, probablemente discipular te pueda parecer la perfecta oportunidad para entrenarte como maestra. En cierta manera, es así. Sin embargo, no solo debemos enseñar a otras, también debemos ser enseñadas, así que, ¿por qué debemos discipularnos?

Ser discipuladas es un mandato de Cristo para todos los hijos de Dios. Cuando dice: «hagan» está llamándonos a todos. Podemos tener muchas excusas para no reunirnos con alguien o ser parte de un discipulado en grupo, pero tarde o temprano nos veremos en la necesidad de integrarnos. El discipulado es la herramienta perfecta que Dios nos ha dejado para ser luz en medio de las tinieblas. Es maravilloso escuchar acerca de relaciones cristianas que perduran a pesar de sus diferencias, porque han perseverado en caminar juntas con Cristo en el centro.

Muchas veces no deseamos ser discipuladas ni discipular porque decimos: «me han herido», «las personas fallan», «me basta con leer la Biblia en casa, no tengo tiempo para reunirme», «no confío en las personas, aunque sean hermanas». Ciertamente, las excusas pueden sobrar, pero la pregunta que te dejo a meditar es: ¿El mandato de Jesús viene con excepciones? Es decir, ¿Jesús dice que te discipules cuando cumples cierta condición o simplemente dice que te discipules? Si nuestro amado Señor lo dice, es porque lo debemos cumplir reconociendo que Sus mandamientos no son gravosos.

Si bien es cierto que nos lastimamos, nos fallamos unas a otras, tú también lo has hecho, y ¿qué desearías que hicieran contigo? Seguramente, recibir su perdón para seguir adelante. En el cuerpo de Cristo esto sucederá porque todavía luchamos con pecado en nuestros corazones, pero también, Dios nos da la solución del perdón como Cristo nos ha perdonado. Al final, no hay excusas para no reunirte con otras para aprender más de Dios y de cómo Él se ha manifestado en la vida de otras, esto nos llena de fe en el Señor.

• Aprende: ¿Por qué debes discipularte?
• Vive: Lee Hebreos 3:12-13. Considera tu propio corazón. ¿Quién puede decirte que hay en él? No siempre estamos dispuestas a escuchar a Dios en los diferentes medios que usa para hacerse oír. ¿Cómo pueden ser de alivio y enseñanza a tu vida tus hermanas en Cristo? Medita en esto y ora.
• Lidera: ¿Qué hermana en tu iglesia local has visto sola? Empieza a orar por ella e invítala a un café. Empieza por el alimento físico para llegar al alimento espiritual.

Oración

Señor, te rogamos que nos des un corazón humilde y enseñable para reconocer que necesitamos de otras en nuestra vida espiritual. Por favor, envía hermanas que deseen caminar con nosotras, y si hemos detenido a alguna, perdónanos. Reconocemos que necesitamos de nuestras hermanas para crecer a la semejanza de Cristo. Ayúdanos cada día para que las relaciones de hermandad que nos has dado crezcan y maduren para Tu gloria. En Cristo, amén.