Entendamos cómo administrar las finanzasMuestra

Mayordomía financiera

¿Qué es la mayordomía financiera? En pocas palabras, es la manera en la que usamos nuestros recursos para satisfacer nuestras necesidades y las del reino de Dios.

Es importante tener en cuenta que la mayordomía implica mucho más que la administración del dinero, ya que tener recursos involucra mucho más que bienes materiales. Entre lo que poseemos están nuestras habilidades, experiencias, ideas creativas, energía, tiempo, dones espirituales y mucho más. Nuestros recursos abarcan la totalidad de nuestro ser. Es decir, Dios desea bendecir a la persona completa e involucrarse de primera mano en cada área de su vida. Y quiere que todo su ser participe de manera activa en su plan para este mundo (Mateo 5.14-16).

La mayordomía financiera es algo en lo que todas las personas están involucradas, lo sepan o no. Cada persona es administrador de lo dado por Dios, incluidos el dinero y los bienes materiales, y Él tiene un plan perfecto para lo que usted debe hacer con su dinero y su riqueza material. Dios tiene un plan para bendecirle con el aumento de dinero y bienes materiales y para que aumente su capacidad de bendecir a otros (1 Timoteo 6.17-19). La clave está en descubrir cuál es ese plan de Dios para usted.

Debe recordar que Dios no separa nuestra vida económica de nuestra vida espiritual. Desde su perspectiva, las dos están conectadas. ¿Por qué razón? Porque no podemos ser prósperos si estamos creciendo y dando fruto solo en un área de nuestra vida. La prosperidad está relacionada con toda nuestra vida. De una manera muy práctica, Dios está muy pendiente de nuestras finanzas y de nuestra capacidad de satisfacer las necesidades materiales que tenemos, como lo está de nuestro crecimiento y desarrollo espiritual.

A muchas personas se les ha enseñado erróneamente que el dinero es "sucio". Ven las finanzas y los negocios como asuntos poco espirituales y, sin duda, algo que no puede ser considerado santo. Creen que el dinero y los asuntos financieros son temas que deberían estar fuera del ámbito de la iglesia.

Permítame asegurarle que Dios no ve el dinero como algo sucio. El dinero en sí es neutral a sus ojos. Es lo que hacemos con nuestro dinero lo que cuenta ante Dios. Él desea que nuestra vida financiera sea santificada, lo que significa que manejemos nuestras finanzas con pureza, gobernadas por motivos correctos, y de maneras que sean aceptables para Dios.