Los hombres buenos traen un rescate temporal

Dios había seleccionado a Abraham de la enorme masa de personas que creó, para ser el padre de su pueblo escogido. Le hizo una promesa de que su descendencia sería incontable y que bendeciría a las naciones del mundo. Dios continuaría bendiciendo a Abraham, Isaac y Jacob a tal grado que no se podía contener, y comenzaron a destacarse realmente entre la multitud. Destacaron tanto que el faraón de Egipto decidió subyugarlos y oprimirlos en un esfuerzo por contenerlos. Subestimó profundamente la bendición divina que llevaban. Necesitaban liberación y Dios le envió a uno de los suyos para sacarlos de Egipto y llevarlos a su tierra prometida. Moisés fue fiel durante toda su vida al llevar a 6 millones de israelitas a la cúspide de su bendición. Luego Josué continuó desde donde lo dejó Moisés, llevando al pueblo a Canaán y tomando posesión de la tierra para ellos. Moisés y Josué no lo tuvieron fácil, como no era fácil liderar a hombres y mujeres que habían adoptado costumbres paganas en Egipto y tenían una comprensión minúscula del Dios de sus padres. La idolatría y la rebelión parecían estar tan profundamente arraigadas en ellos, que Dios esperó hasta que una generación entera muriera, antes de guiar a una nueva generación a la tierra que les había prometido. Después de la época de Josué fue desafortunado, pero surgió una generación que no sabía nada del Dios de sus antepasados. No sabían de sus poderosos actos de poder a favor de su pueblo. Entonces, oscilaban constantemente entre un estado de incredulidad y una confianza temporal en Dios. Entonces, Dios en Su soberanía permitió que ejércitos enemigos vinieran y devastaran la tierra y oprimieran a Su pueblo. Cuando la gente no podía soportarlo y clamaba a Él, él cedía y les enviaba un libertador. Este libertador no solo trajo la victoria sobre el enemigo, sinó que también sirvió como jueces que supervisaron las necesidades sociales y espirituales del pueblo. Esta no fue una solución permanente ya que la gente rápidamente se olvidaba de Dios cuando moría un juez. ¡Es agotador simplemente leer sobre los altibajos en la vida espiritual de estas personas y, sin embargo, no son muy diferentes de nosotros!

Pensamiento:

Ningún ser humano puede llenar vacíos en nuestras vidas.