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¡Señor, tengo hambre de ti!Muestra

¡Señor, tengo hambre de ti!

DÍA 3 DE 3

“Cómo Dios aumenta nuestra dependencia” Si nuestra supervivencia depende de nuestra permanencia, y es probable que permanezcamos en Cristo solo cuando sentimos nuestra necesidad de Él –cuando sentimos hambre por la comida que sólo Él puede ofrecer– entonces lo que realmente necesitamos es un conocimiento profundo y claro de nuestra dependencia en Él para todo. Debemos suplicar a la Vid y al Labrador (Juan 15:1) que hagan todo lo posible para ayudarnos a aferrarnos a la Vid, y comprobar nuestra conexión por el fruto que llevamos (Juan 15:3-4). ¿Cómo debemos esperar que se perciba nuestro sentido aumentado de dependencia en Él? Como siempre se siente la dependencia: debilidad y autoincapacidad. La dependencia nunca se siente como la fuerza autosuficiente, tal como el hambre no se siente autosatisfecha después de hartarse de refrescos y patatas fritas. El pámpano más propenso a permanecer en la Vid es el pámpano que siente su propia impotencia y teme a la muerte que traería la separación. Si entendemos esto, entenderemos lo que Pablo quiso decir cuando dijo: “Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:10, LBLA). Dios usó estas cosas para empujar a Pablo a depender de la gracia de Cristo en vez de sí mismo, y así Pablo aprendió a ser agradecido por ellas. Y estas son las cosas que nuestro Padre-Labrador usa para podar las cosas sin fruto y aumentar nuestra dependencia en la Vid-Hijo (Juan 15:2). Y aunque en un principio no se sienten como grandes misericordias, lo son. Es porque la diferencia entre un sarmiento que permanece en la Vid y crece fuerte y fructífero, y un sarmiento que no lo hace, es el grado en que un pámpano sabe (cree y siente) que aparte de la Vid no puede hacer nada (Juan 15:5). Cada uno de nosotros solo se aferra a –permanece en– lo que realmente creemos que nos da la vida. Y esa Vid es a la que acudimos con más frecuencia por lo que sentimos que más nos da vida. Para nosotros, esa Vid debe ser Cristo. El permanecer en Él es una cuestión de vida o muerte. Por lo tanto, hagamos esta nuestra oración: “Lo que se requiera, Señor, aumenta mi conciencia de mi dependencia en Ti en todo, para que continuamente permanezca en Ti por fe”.
Día 2

Acerca de este Plan

¡Señor, tengo hambre de ti!

Uno de los regalos más misericordiosos que Dios pueda darnos es un conocimiento profundo y claro de nuestra dependencia en Él para todo. El vivir la vida cristiana se basa en nuestra total dependencia en la gracia de Dio...

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Nos gustaría agradecer a Jon Bloom, redactor para desiringGod.org, en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.desiringGod.org y www.elcentronetwork.com

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