Ponte en mis zapatosMuestra

El par que me hace falta: La cruel soledad

Hay una frase popular en donde dice que no debemos juzgar al libro por su portada, pero el problema es que siempre lo vamos a hacer; es una inclinación natural. Esto no implica que siempre debamos llevar ropa costosa, sino que debemos como mujeres esforzarnos por presentarnos con una apariencia cuidada, sin descuidar lo que hay en nuestro interior. Siempre hay que tratar de mostrar nuestra mejor «cubierta» sin desatender el contenido.

A veces las cosas no salen como esperábamos o como lo habíamos planificado antes. Como cuando nos preparamos para un viaje y ya tenemos nuestro atuendo para cada día, pero puede que no usemos todo lo que llevamos y muchas veces hasta por comodidad, terminamos usando los mismos zapatos durante todo el viaje. Incluso al pasar de los años, nos vamos olvidando poco a poco de esos viejos zapatos que solíamos usar, porque se dañan, o se pierde uno, o simplemente ya no nos gusta llevarlos puestos. Y es que en ocasiones nos sentimos como esos zapatos, tal vez olvidados, desgastados y solitarios.

Esa soledad, puede ser cruel y tocar a la puerta de inmediato, hasta el punto de no poder enfrentarla. Ya que estamos tan abajo, tratando de sobrellevar la vida, y sin esperarla, viene la soledad y nos aplasta. Pero no podemos vivir en soledad, sabiendo que tenemos un Dios que nos acompaña en cada paso, diariamente, desde que despertamos, abrimos nuestros ojos y podemos ver las nuevas oportunidades que nos da para seguir y afrontar todo con su ayuda.

Hoy ponte esas botas de combate, para enfrentar cualquier obstáculo que el enemigo quiera poner en tu vida, buscando separarte de Dios. No dejes que nada ni nadie te aleje de Él, ya que siempre necesitamos de su gracia para mantenernos de pie. Es esencial reconocer que dependemos de Dios a diario.

Oración:

Jesús, hoy me pongo esas botas de combate, lista para enfrentar los desafíos diarios, pero siempre con la certeza de que camino contigo. Gracias por tu amor eterno que siempre permanece. ¡Amén!