Hoy es fe, mañana testimonioMuestra

LA FE QUE GANA.

“La gente ve la gloria, pero no conoce la historia”. Esta frase tiene todo que ver con una fe que gana. Cuando veas a una persona que sabes que es un hijo de Dios y tiene éxito, siempre debes considerar que hay una fe que estuvo en acción.

Uno de los ejemplos de una fe que gana es el caso del ciego Bartimeo. La Biblia nos dice que era un hombre que por años había padecido de ceguera, y estaba mendigando junto al camino. Cuando escucho a Jesús, empezó a gritarle. Bartimeo, gritaba fuerte, pues sin duda sabía quién era Jesús. Nadie le pide a alguien aquello que sabe que esa persona no posee, sobre todo cuando has escuchado de lo que es capaz de hacer. Aunque los discípulos de Cristo venían a callarlo, quizá para que no provocara un escándalo, o para evitar un conflicto con las leyes, él gritaba aún más fuerte: “Jesús, ten misericordia de mí”. Creo que nadie pasa desapercibido cuando está haciendo una manifestación de esa naturaleza. Este es un ejemplo de perseverancia que nos debe inspirar a todos. Sus gritos lograron llamar la atención de Jesús, quien se detuvo, lo mandó llamar y... Bueno, curiosamente los que primero lo callaban ahora vinieron por él para llevarlo al maestro Jesús.

Él sanó a Bartimeo y no fueron los gritos, sino la fe que hacía que aquel hombre gritara. Bartimeo no estaba dispuesto a quedarse con el consuelo de que lo importante no es ganar, sino competir. ¡No!

Tú no debes rendirte solo porque te dicen que no puedes. Si eres tú mismo el que piensa que no puedes, no debes conformarte con los intentos que has hecho para llegar a donde quieres. La fe que gana está dentro de ti, pero ella necesita al mejor aliado para conmover al cielo, y ese eres tú.