No Huyas De Tu LlamadoMuestra

El llamado de Dios a tu vida.

La razón de nuestra existencia debe ser más alta que vivir solo para nosotros mismos. Si bien fuimos salvos por el amor y la gracia del Señor, también es verdad que hemos sido rescatados por Dios y para Dios. Existimos para darle gloria a Aquel que nos amó.

Nuestras vidas, talentos y habilidades deben ahora ser herramientas para servir a sus propósitos. Hemos sido llamados a ocupar un lugar en su plan divino. ¡Qué maravilloso privilegio!

El deseo de Dios no es que vivamos solo para satisfacer nuestros deseos, de eso precisamente fuimos liberados. Antes de conocer a Jesús vivíamos presos del egoísmo, de los placeres y de la vanidad, pero gracias a Dios hemos sido rescatados. Ahora podemos vivir vidas más altas con profundo significado, visión y propósito. Fuimos llamados por nuestro Padre Celestial para bendecir a nuestra generación y esa es la verdadera razón que le da sentido a nuestra existencia.

La Biblia dice: Porque muchos son llamados, y pocos escogidos (Mateo 22:14). Esto indica que el llamado de Dios es para muchas personas, de hecho, Dios llama a todos aquellos que han creído en Jesucristo. Todos han sido sido diseñados para ocupar un lugar en su plan eterno pero lamentablemente no todos llegan a responder afirmativamente a ese llamado divino para sus vidas. La diferencia entre un llamado y un escogido es que el último dijo: Sí Señor, quiero ser parte de lo que estás haciendo.

Recuerdo cómo después de conocer al Señor poco a poco comencé a comprender que Él no solo me había salvado para librarme del infierno sino que también me había concedido un lugar dentro de sus planes para ser un instrumento en sus manos y servir a mi generación. Me sentí asombrado al descubrir que Él quería usar mi vida para ser un agente de su Reino.

En este plan de lectura quiero animarte a ocupar tu lugar dentro del plan de Dios para estos últimos tiempos. Deseo que comprendas cómo el llamado de Dios es el privilegio más grande que una persona pueda recibir en esta tierra. Quiero animarte a responder al llamado del cielo y ayudarte a derribar los argumentos que te impiden que seas parte de lo que Dios está haciendo en estos días.