[Verdad y amor] La protecciónMuestra

Verdad y amor

Cuando abrimos la carta de 2 Juan del Nuevo Testamento, en los primeros seis versículos vemos que el Apóstol Juan se dirige a la Iglesia. Afirma que el Dios del universo quiere estar en comunión con nosotros.

Esta verdad puede marcar una gran diferencia en nuestras vidas cuando la creemos y la recibimos. La verdad de la Palabra de Dios nos transforma si somos receptivos a ella. ¿Qué está diciendo Juan? Que Dios nos ama y, si creemos esta verdad, obedeceremos su mandato de amarnos los unos a los otros.

Ante todo, Dios nos ha ordenado amar al Señor, nuestro Dios, con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerzas. A esto le sigue un segundo mandamiento, que es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Y ahora tenemos un nuevo mandamiento dado por Jesús. ¿Cuál es el nuevo mandamiento de Cristo? Amarnos los unos a los otros, pero con este giro: como Él nos ha amado.

¿Cómo podemos amar como Cristo ama, si no permanecemos en Él y conocemos la verdad? La primera verdad es que somos amados por Él. Su amor por nosotros lo llevó a cargar con la cruz.

Amar es seguir el mandato de Cristo de amar a los demás. ¿No es estupendo? Si te apartas de la verdad, el resultado será una vida que no es una vida de amor. Las ramificaciones son importantes.

El teólogo, predicador y pastor Donald Barnhouse escribió lo siguiente, combinando lo que dijo Juan sobre el amor con el fruto del Espíritu:

El amor es la clave. La alegría es el amor cantando. La paz es el amor descansando. La paciencia es el amor que perdura. La bondad es el toque del amor. La bondad es el carácter del amor. La fidelidad es el hábito del amor. La mansedumbre es el amor que se olvida de sí mismo. Y el autodominio es el amor que sujeta nuestras riendas.

Permanecer en la verdad de Cristo da como resultado una vida de amor: una vida en la que nos amamos unos a otros como Cristo nos ha amado. ¿No es eso lo que queremos?

Señor, quiero vivir en comunión contigo. Guíame para permanecer en tu amor, de modo que mi vida se caracterice por tu vida. Haz que el milagro de producir el fruto del Espíritu sea una realidad constante. Quiero glorificarte viviendo una vida de amor.