Acepté a Cristo: ¿Y Ahora Qué?Muestra

Pasos de Obediencia

Le propuse matrimonio a mi esposa en el baile de graduación de la escuela secundaria. Después, fuimos a una playa cercana donde hicimos votos ante Dios. Oramos. Lloramos de alegría. Fue un momento que nunca olvidaremos.

Desde ese momento, comencé a pensar en ella como mi esposa. Pero, a pesar de lo hermoso que fue aquella noche, realmente no lo era. Me faltaba un elemento crítico: los testigos. Éramos los únicos que sabíamos lo que pasó. Cuando la regrese a su casa esa noche, la vida continuó igual que antes.

Nuestra boda fue diferente. Invitamos a todos los que conocíamos como testigos del momento. Había un carruaje, caballos blancos y trompetas. Esta vez, nuestro compromiso fue lo más público posible. No podíamos retroceder.

Cuando Jesús fue bautizado, fue un espectáculo para la vista. Los cielos se abrieron, el Espíritu Santo descendió visiblemente sobre Él, y Dios dijo desde el cielo: “Este es mi Hijo amado, estoy muy complacido con él”. Si había alguien alrededor que no sabía quién era Jesús, ciertamente sabían quién era después de eso.

Cuando me bauticé, los cielos no se abrieron, no hubo una voz del cielo. Pero sucedió algo importante: hice una declaración pública. Antes de eso, podría haber seguido viviendo como quisiera y nadie se habría dado cuenta. Mi bautismo declaró al mundo que yo era un hijo de Dios. No podía seguir viviendo como siempre.

El bautismo de Jesús mostró a todos quién era Él. Vivió una vida perfecta y sin pecado, pero eligió someterse al bautismo por obediencia. Como sus seguidores, debemos seguir Su ejemplo y hacer lo mismo para que el mundo sepa quiénes somos y a quién pertenecemos.

¿Quién más sabe de tu decisión de seguir a Cristo? Dile a alguien nuevo de tu decisión durante esta semana.

¿Has hecho una declaración pública de tu fe a través del bautismo? ¿Si no, qué te está deteniendo?