Tarjeta DoradaMuestra

¿Agradecemos lo suficiente cuando una puerta se cierra?

Me gustaría decir que sí, pero yo no lo hice...

Yo quería invertir, tener algo propio, así que el 8 de julio de 2021, toqué la primera puerta y tuve mi primera decepción al respecto. Se me pasó la edad para obtener los mejores beneficios y mi sueldo no cumplía el monto para que me prestaran lo que necesitaba.

2 meses después me llamaron de un banco y aproveche nuevamente para solicitar un crédito hipotecario, fue mi segunda puerta, hicieron los cálculos de la precalificación y dijeron que sí. Sentí que todo estaba saliendo a mi favor y di gracias a Dios. Porque dar gracias cuando las cosas salen como tú quieres es fácil, ¿cierto?

“La lección empieza” … Unas 2 semanas después, el vendedor de la propiedad me dijo que lo sentía mucho, pero yo era la segunda en la fila y que ya tenia promesa de venta con alguien más. El vendedor era mi padre, recuerdo quedarme sorprendida. No cuestioné la decisión, pero dudé en mi corazón y me autosaboté: “No merecía ese apartamento”. “Quizá no iba a poder pagar la cuota”. “Qué tonta fui en querer comprar“. "La gente debe empezar desde abajo”.

Salmo 32:8: Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.

Por medio de mi padre, Dios me dijo: ”Hija, si ya tienes preaprobado el préstamo. Sigan buscando, Dios tiene algo mejor para ustedes”. Yo sabía que no encontraría algo con tanta plusvalía con el monto aprobado. Pero decidí ser obediente y evaluar opciones.

Los próximos fines de semana, con mi novio nos dedicaríamos a llamar, escribir y visitar propiedades en venta… Como la lógica me predijo, con el monto aprobado no nos gustaba nada, no sentíamos paz, al final de cuentas no queríamos estar pagando una cuota por algo que realmente no, nos emocionaba obtener.

¡Entonces pasó! Mi corazón ardió en fe, y las palabras de mi pastor que sonaron por tantos años en mi cabeza, de repente tuvieron sentido: “Comprar sin dinero y sin precio".

Lo conversamos con mi novio y decidimos llegar hasta el final de nuestras posibilidades y confiar en Dios y su voluntad para nosotros.

Elías le dijo a la viuda, pide vasijas vacías…No pocas. El Señor proveería para pagar una deuda y evitar una nueva. No limites tus sueños, déjate guiar por el Espíritu.

Hasta que se acabaron las vasijas el aceite cesó, ¡qué maravilloso! Dios actúa en la obediencia y en la fe hay obediencia.

En tu situación: ¿Qué te está diciendo Dios hoy?