El LlamadoMuestra

La respuesta de Isaías es un ejemplo de disposición y entrega total a la voluntad de Dios. Él se ofreció voluntariamente para ser enviado, sin importar las dificultades o los desafíos que pudieran surgir en su camino. Isaías comprendió que ser ofrecido no solo significaba responder al llamado de Dios, sino también estar dispuesto a ser enviado por Él, confiando en que Dios estaría con él en cada paso del camino.

Al reflexionar sobre este pasaje, te invito a examinar tu propia disposición para responder al llamado de Dios en tu vida. ¿Estás dispuesto/a a ofrecerte a Dios sin reservas y decirle: "Aquí estoy yo. Envíame a mí"? Considera las diferentes áreas de tu vida donde Dios puede estar llamándote a ser enviado/a: en tu familia, en tu trabajo, en tu comunidad o en tu iglesia.

Piensa en cómo puedes mostrar una actitud de disponibilidad y ofrecimiento en tu vida diaria. ¿Estás dispuesto/a a dejar de lado tus propios planes y sueños para seguir el plan de Dios? ¿Estás abierto/a a ser enviado/a a donde Él te guíe, incluso si eso significa enfrentar desafíos y salir de tu zona de confort?

Recuerda que cuando te ofreces a Dios, Él te capacita y te fortalece. Él te guiará y estará contigo en cada paso del camino. No importa cuáles sean tus habilidades o limitaciones, Dios puede usar tu disponibilidad y tu corazón dispuesto para cumplir su propósito en tu vida y en la vida de aquellos a quienes te envíe.

Hoy, comprométete a buscar activamente formas concretas de ofrecerte a Dios en todas las áreas de tu vida. Permítele que te guíe y te use para ser una bendición para quienes te rodean. Recuerda que ser ofrecido es más que solo responder a un llamado, es estar dispuesto/a a ser enviado por Dios y confiar en Su guía y provisión.

Preguntas de reflexión:

• ¿Cómo puedo mostrar una actitud de disponibilidad y ofrecimiento en mi vida diaria?
• ¿En qué áreas siento que Dios me está llamando a ser enviado/a?