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"Beneficio dos: Glorificar a Dios"



Cuanto más estudio la gloria de Dios, más me convenzo de que es casi indefinible. La gloria de Dios supera con creces cualquier cosa que podamos comprender en términos humanos. Es la forma en que Él se da a conocer poderoso. La gloria de Dios es cómo muestra quién es.



La palabra griega para gloria en estas referencias del Nuevo Testamento (doxa) es “la verdadera aprehensión de Dios o de las cosas. La gloria de Dios debe significar Su esencia inmutable. Dar gloria a Dios es atribuirle Su pleno reconocimiento ... La gloria de Dios es lo que Él es esencialmente ”. Doxa proviene de otra palabra maravillosa, dokeo, que significa "pensar o suponer". La gloria de Dios es la forma en que Él se hace reconocible.



¡Dios desea ser reconocido en nosotros en todo lo que hacemos! Una vida que glorifica a Dios es una vida que revela a Dios. Si usted es como yo, probablemente se sienta abrumado por la enorme responsabilidad de tal llamado. ¡Somos criaturas imperfectas! ¿Cómo ayudamos a otros a reconocer algo acerca de Dios con solo observar nuestras vidas y conocernos?



Pablo anunció el misterio de que Cristo mismo habita en cada creyente. Romanos 8: 9 nos dice que "si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo". En el momento en que recibimos a Cristo como nuestro Salvador, el Espíritu Santo de Cristo se instaló en nuestro ser interior.



¿Ves la llave? No tenemos ninguna esperanza de que Dios sea reconocible en nosotros si el Espíritu de Cristo no habita en nosotros. Si no estamos ocupados por el Espíritu Santo, no tenemos nada de Dios en nosotros para que Él lo muestre.



Glorificamos a Dios en la medida en que exteriorizamos la presencia interna del Cristo viviente. Una vida que glorifica a Dios no es algo que logremos de repente. Las personas que viven la realidad de la liberación en Cristo (Gálatas 5: 1; 2 Corintios 3:17) progresan en una “gloria cada vez mayor”. A medida que crecen en madurez espiritual, el Espíritu de Cristo se vuelve cada vez más reconocible en ellos. Entonces, cuando Cristo no es reconocible en una vida redimida, queremos identificar y permitir que Dios trate esa área de cautiverio. ¡Dios nos hace conscientes de los obstáculos para poder liberarnos!



Aprender a dialogar con Dios de manera muy personal es una parte crucial del proceso de libertad. Comparta con Él su respuesta sincera al devocional de hoy.