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Mi Autismo Y DiosMuestra

Mi Autismo Y Dios

DÍA 2 DE 3

La soberanía de Dios

"Yo le contestaría: - Amigo mío, tú no eres nadie para cuestionar las decisiones de Dios - La olla de barro no puede quejarse con el que la hizo, de haberle dado esa forma. El alfarero puede hacer con el barro lo que quiera" (Romanos 9:19-21).

Luego de tener que asimilar dos diagnósticos, el de mi hijo y el mío, hubo momentos donde le preguntaba a Dios: "¿Por qué soy diferente?". En ese proceso escuche infinidad de consejos, cuestionamientos y frases como "No aceptes el diagnóstico". Pero en mi intimidad Dios decía lo opuesto y me hablaba de su soberanía ¿Qué es la soberanía de Dios? Es el total gobierno y control de Dios sobre todas las cosas.

El autismo no es una enfermedad, es una condición neurológica. Se nace siendo autista porque mi cerebro está programado de una manera diferente al cerebro "típico" del ser humano. La pregunta es, ¿cómo a un Dios soberano se le podría escapar que yo nazca con una condición así? ¿Será que estaba distraído y el diablo hizo lo suyo? Es cómico llegar a pensar que Dios no estuvo en el asunto. Después de tiempo y largas conversaciones con Él he llegado a aceptar que así lo quiso.

Necesitaba que una persona como yo llegue a otros en la misma situación. Me necesitaba para asesorar a madres y padres con las crisis o trámites de sus hijos.

Dios sabía lo que hacía cuando me daba forma con sus manos como también sabe lo que hará con la vida de tu hijo o la tuya, no es casualidad que estés leyéndome.

Aprendí con Él, que nada es casualidad, aun lo más mínimo conecta con lo importante. Le pido a Papá cada día que te enseñe a ver con sus ojos lo esencial.

Que puedas derribar esos argumentos de exigencia que nos enseñaron presentando a Dios como nuestra fábrica de soluciones. Que puedas comprender que hay cosas que Dios no desea hacer y no por eso es malo. Dios es soberano. Su voluntad es buena, agradable y perfecta. Debemos aprender a morir a nuestra voluntad y aceptar la suya por muy irracional que parezca.

Oremos Juntos:

Papito lindo, cuán dulces son tus palabras. Me has enseñado sobre aceptar tu voluntad y no por mero capricho. Lo has hecho porque al aceptarla me acepto a mí y a los que me rodean. Aprendo a apreciar desde tu perspectiva lo que antes invalidaba.

Abre mi mente Papá, quiero obedecer al destino que trazaste para mí. Te amo un poco más que ayer. Amén.

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a Ayelén Fernández por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/ayelenferrnandez/

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