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Preparados para Su venida

La promesa de la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo debe ser de suma importancia en nuestras vidas como creyentes. Aunque no sepamos cuándo ocurrirá, debemos estar siempre preparados y vivir con propósito, llenos de esperanza y anhelando ese glorioso momento.

La segunda venida de Cristo consta de dos partes: primero, vendrá por todos los salvos y nos estará esperando en las nubes, conocido como el traslado. Luego, descenderá a la Tierra al final de la gran tribulación. Es esencial comprender la naturaleza repentina e impredecible de su venida.

Jesús nos advirtió en Mateo 24:36-44 que nadie sabe el día ni la hora de Su regreso, por lo tanto, debemos estar preparados en todo momento. El Apóstol Pablo también habla sobre esta venida y describe cómo los creyentes se reunirán con Él en las nubes (1 Tesalonicenses 4:13-18). Esta naturaleza impredecible y repentina debe motivarnos a tomar acción y vivir de manera constante y preparada.

Las Escrituras nos aseguran que Jesús volverá en gloria y poder. Él mismo afirmó lo en Mateo 24:30, diciendo que "verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria". El libro de Apocalipsis también nos muestra una visión impactante de Su regreso, donde Jesús monta un caballo blanco y es seguido por los ejércitos celestiales. Su venida a la Tierra será para juzgar a las naciones.

Entender la venida gloriosa en las nubes para encontrar con Sus santos nos llena de paz y esperanza. Podemos vivir confiadamente, sabiendo que nuestro Señor Jesucristo cumplirá Su promesa y vendrá por nosotros. Sin embargo, para los incrédulos, Su segunda venida en la Tierra será un tiempo de sufrimiento y castigo eterno.

Como creyentes, debemos tomar conciencia de esta realidad y motivarnos a la santificación ya la evangelización. Cada día que pasa, estamos más cerca de Su regreso. ¿Qué nos encontraría haciendo si viniera en este momento? ¿Están nuestras familias preparadas para encontrarse con Él en las nubes? Debemos vivir esta vida con el propósito de glorificar a Dios y buscar cada día vivir de manera agradable ante Él. Además, debemos comprometernos a compartir el Evangelio de Jesucristo en todo momento.

¡Qué el Señor nos encuentre ocupados en su obra cuando regrese! Vivamos con la expectativa de Su venida, preparados y compartiendo el amor y la salvación de Cristo con aquellos que aún no lo conocen.