En El Ojo De La TormentaMuestra

El valle de lágrimas

¿Alguna vez lloraste tanto que pensaste que te ibas a deshidratar? ¿Lloraste de tal modo que quedaste con el rostro hinchado como un monstruo? ¡Entonces estuviste allí, en el valle de lágrimas! La Biblia habla figurativamente de este valle de Baca, pero se cree que no fue un lugar geográfico sino una metáfora creada por el rey David.

Todos podemos atravesar el valle de lágrimas, pero debemos saber que no es para quedarnos a vivir. La tristeza tiene que tener un fin, así como un duelo tiene que tener un fin. Muchas veces nuestra tristeza está asociada con una pérdida, y para cada pérdida debe haber un debido duelo. Pero hay algo que aprendemos: no conviene dilatar el duelo.

Es inteligente atravesar el valle de lágrimas, y es inteligente convertirlo en algo productivo. Capitalizar el dolor y la angustia en forma de enseñanzas para entregar a otros tiene sentido. Conocer a Dios en medio de la aflicción de una forma que no lo hubiéramos conocido en la felicidad, tiene sentido.

Vas a atravesar el valle de lágrimas, y lo vas a cambiar en fuente. Esa fuente será el conocimiento sobre ti mismo y sobre Dios que hayas adquirido en el desierto de los problemas emocionales, que apagará la sed de comprensión de muchas personas a las que podrás aconsejar.

Para pensar: ¿Hace cuánto tiempo estás en el valle de lágrimas? ¿Creés que ya es tiempo de levantarte y continuar camino? ¿Qué imagen de ti mismo se te viene a la mente si pensás en convertir el sufrimiento en una fuente para los demás? ¿Qué significa en tu vida “ir de poder en poder”?