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Provisión divina: La salvación

¿Por qué Dios nos da Salvación? o ¿Por qué la necesitamos?

El hombre fue creado bueno y justo. Sin embargo, el ser humano tuvo una caída, incurriendo no solo a la muerte física, sino también a la espiritual, que es la separación de Dios.

Dios deja bien claro Sus instrucciones. Después de crear al ser humano, delega algunas tareas por obedecer, pero el ser humano desobedeció y eso creó una división espiritual entre nosotros y Dios. Por cuanto Adán y Eva cayeron, estábamos destinados a la muerte. El pecado trae destrucción para nuestra vida tanto física como espiritual.

La única esperanza de redención para el hombre de su caída es a través de la sangre derramada de Jesucristo, el Hijo de Dios. La salvación se recibe por medio del arrepentimiento para con Dios y la fe en nuestro Señor Jesús.

Salvación es liberación. Dios crea un plan de salvación para rescatarnos porque necesitamos ser salvos de nuestro pecado. El pecado es rebelión contra Dios, el pecado es daño, muerte y separación eterna de Dios. Así que, sin el plan de salvación, la muerte es el destino de todo ser humano.

¿Cómo podemos obtener la salvación?

Si estás listo, debes poner tu fe en Jesús como tu Señor y Salvador. Es tener confianza plena del sacrificio de Jesús que cargó y pagó por tu pecado. La Palabra de Dios promete que, si confías en Él y su sacrificio, serás salvo; tus pecados serán perdonados y pasarás la eternidad en el cielo. No hay decisión más importante. ¡Pon tu fe en Jesús como tu Señor y Salvador hoy!

Si declaras con tu boca que Jesús es el Señor y crees de corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, Dios te salvará. Porque a quien cree de corazón, Dios lo da por justo; y a quien reconoce a Jesús, Dios lo salva. Romanos 10:9-10 NBV

Gracias por hacer este devocional conmigo. Quiero ser parte de esto orando por ti. Escríbeme por Instagram: @tavo97cr

¡Quiero cerrar este devocional diciéndote que hagas una oración de reconciliación con Dios! Él te provee salvación, libertad, amor y perdón. Cierra tus ojos y habla con Dios.