Una Lista de Reproducción de AdvientoMuestra

¡Noche de paz! ¡Noche de amor!

¡Noche de paz! ¡Noche de amor! Oye humilde el fiel pastor,
Coros celestes que anuncian salud,
Gracias y glorias en gran plenitud,
Por nuestro buen Redentor, por nuestro buen Redentor.

Este pequeño y poderoso villancico se ha abierto camino en los corazones de las personas de todo el mundo, que no es realmente Navidad a menos que lo cantes aunque sea una vez, preferiblemente en la víspera de Navidad, preferiblemente con las luces bajas, las caras de los niños iluminadas únicamente por las luces del árbol de Navidad.

Un sacerdote de un pueblo austríaco escribió estas hermosas palabras en 1816, y un maestro de escuela/organista compuso rápidamente una melodía simple para que encajara, aunque probablemente se tocó por primera vez en la guitarra en 1818.

Una teología profunda irradia de estas palabras simples e imágenes puras. La encarnación de Cristo no fue la verdadera redención de sangre, pero fue el amanecer. Con la llegada del Hijo de Dios a la tierra, los largos siglos de espera habían terminado y los planes de Dios se pusieron en marcha.

Posiblemente no todo estaba tan tranquilo ni tan brillante alrededor de la virgen madre y Su hijo. De hecho, si Jesús era como cualquier otro bebé, lloraba como nosotros cuando necesitaba comida o pañales limpios. En tu imaginación, solo mira al Hijo de Dios y al Hijo de María yaciendo allí. Imagina el resplandor celestial que brillaba en su carita y ten la certeza de esto: Dios debe amarme mucho, mucho.

"Porque un niño nos ha nacido, ¡un hijo nos ha sido concedido! Sobre sus hombros llevará el principado, y su nombre será «Consejero admirable», «Dios fuerte», «Padre Eterno» y «Príncipe de paz»” (Isaías 9:6).