En tu casa por siempre

Hay algo poderoso que ocurre en nuestras vidas cuando estamos congregados juntos en el templo adorando a Dios.

La pandemia nos robó ese momento. Cuando volvimos a la iglesia presencial, mirábamos alrededor del templo y veíamos personas levantando las manos, otros se les escurría una lágrima, también se podía ver como algunos cantaban tan fuerte que se les tensionaba el cuello mientras alababan a Dios.

¡Eso anima a adorar a Dios! Somos seres comunitarios, necesitamos del uno y del otro para fortalecer nuestra fe.

Tener el hábito de asistir a la iglesia es una de las cosas más espiritualmente vitales que uno puede hacer.

Hay trabas: La primera es que nos da pereza. Preferimos la comodidad sobre nuestra espiritualidad. Pero nadie jamás ha crecido o mejorado escogiendo la comodidad. También nos impide asistir a la iglesia, buscar donde estacionar o alguna complicación en el transporte. Podemos hacer muchos planes los domingos y no le ponemos importancia asistir a la iglesia.

Ahora, el domingo es oficialmente el primer día de la semana. ¡Lo primero que debemos hacer es buscar a Dios antes de comenzar una nueva semana! Así que disfrutemos habitar en la casa de Dios y buscar Su rostro sin reservas.