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Renunciemos

Cuando abrazamos la Verdad de Dios para nuestras vidas estamos soltando, al mismo tiempo, todas aquellas máscaras con apariencia de verdad. Estamos decidiendo renunciar a cualquier cosa que el mundo dice que somos. Comprendamos que la falta de identidad tiene que ver con la creencia de mentiras. Todo se relaciona con lo que dejamos entrar a nuestra mente. Jesús recalca el hecho que aunque estamos en este mundo, no le pertenecemos, no somos iguales. Es conmovedora la oración que Jesús hizo por Sus discípulos. Imagino a Jesús orando estas palabras (Juan 17) en voz alta con el propósito de que todos oyeran y se afirmarán en cómo Él los veía, porque incluso dice “santifícalos en Tu Verdad, tu palabra es Verdad”. Significa que con la verdad las mentiras se disipan.

Únicamente teniendo relación estrecha con la Palabra de Dios podremos identificar cualquier mentira que este mundo nos ofrezca. Por lo tanto, dejemos de lado nuestra vida pasada, renunciemos a todo eso que nos vincula con el mundo, saquemos de nuestra mente los patrones de pensamientos que han sido plantados astutamente en nuestra cabeza. Atrevámonos a cambiar nuestra manera de pensar mediante el consumo de la Verdad de Dios. No dejemos que nadie coloque falsas identidades a través de ideas mundanas.