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Libre de la Comparación

DÍA 1 DE 3

Sanando las heridas

Crecí en un ambiente sano, por la gracia de Dios. Somos dos hermanas. Pero nunca mis padres nos compararon. No compararon nuestros temperamentos, ni nuestras notas del colegio.

A pesar de que ambas eramos el día y la noche. Extrovertida vs introvertida. Ordenada vs desordenada. Planificadora vs espontánea.

No me pregunten quién de las 2 era yo, pero les doy una pista: soy la ultima.

Mi mamá trabajaba con diligencia en nuestras debilidades, donde aparentemente ya no habían esperanzas. Pero nunca uso su boca para herir nuestra esencia.

Nunca nos dijo esa frase cliché que escuché muchas veces en el parque, en los eventos sociales, en la escuela:

¿Por qué no eres como tu hermana?

Un cuaderno impecable, el otro parecía “una obra de arte”. En fin. La comparación nunca me pareció mi campo de batalla. Más bien observaba de lejos.

Pero lo desconocido demandó mucho de mí. Luego de 9 meses con altas expectativas de un minuto a otro. Me convertí en mamá.

Claro que el embarazo nos prepara, pero déjame recordarte que muchas veces la expectativa supera a la realidad.

Mi realidad era vidriosa. Recibí un comentario que me había herido profundamente como mamá primeriza; y a partir de ahí cualquier comentario negativo o consejo atropellador, me llevo a tomar decisiones de las que hoy me arrepiento.

Quería descubrirme como mamá. Pero necesitaba la confianza de mi entorno, más bien necesitaba desesperadamente ser afirmada por esa voz que sana todas las heridas más profundas del alma.

Intentaba encontrar esa voz que sana. Pero, ¿a donde más iríamos sí sólo Jesús tiene palabras de vida eterna? (Juan 6:68).

Cuando estamos heridas cerramos la mente (no nos abrimos para cambiar de parecer) como mecanismo de defensa. La herida sigue haciendo estragos en nuestras emociones. Falta de perdón, es eso que nos va alejando de los que más amamos.

En el momento en el que decidimos perdonar (porque perdonar es una decisión), empezamos a liberarnos, y a liberar a los demás.

Para poder perdonar necesitamos identificar la herida, y la persona que nos hirió. Quizás aún no hayas identificado.

Cierra tus ojos y ora conmigo: Padre Celestial reconozco que he permitido que las heridas sigan abiertas en mi vida. Te pido que me ayudes a identificar las heridas en mi identidad de mamá. Yo decido perdonar, porque Tú me has perdonado a mi, aun antes de que yo haya decidido arrepentirme. Dame de Tu amor, para perdonar. Quiero ser sana emocionalmente. En el nombre de Jesús, amén.

Día 2

Acerca de este Plan

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Tu vida, tu propósito, tu historia es única, porque tu propósito es irrepetible. Transitemos juntas el camino hacia la libertad emocional y mental. Jesús es suficiente para tu maternidad. Es mi oración que Dios revele a ...

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Nos gustaría agradecer a Maternidad con propósito por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/matherypy/?hl=es-la

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