[Kainos] El poder del equipoMuestra

Corazón comprometido y mente dispuesta

Cuando David instruyó a Salomón, su hijo, para construir el templo del Señor, le pidió que conociera a Dios y que le sirviera con todo su corazón y con una mente dispuesta. Dios escogió a Salomón para construir Su templo. También escogió a David para ser el padre de Salomón, para guiarlo y prepararlo para una tarea tan importante. Dios escogió al pueblo de Israel para ayudar a Salomón a construir el Templo. Nunca fue una tarea de un solo hombre. La construcción del Templo requirió trabajo en equipo. Involucró a una gran cantidad de personas con incontables habilidades, todas juntas con un propósito: construir una casa para el Arca del pacto del Señor.

David estaba preparando a Salomón, lo estaba adiestrando para lo que Dios tenía para su vida. Dios quiere ser conocido por nosotros. Antes de servirle, necesitamos conocerlo. Solo entonces podremos obedecerle, servirle y confiar en Él. Nuestra meta como cristianos es servir a Dios porque lo conocemos. David conocía a Dios, por eso Él le dio todas las instrucciones al detalle para construir el Templo. Dios quería que Salomón lo conociera y le sirviera con todo su corazón y una mente dispuesta.

Nuestra meta como cristianos, como Su Iglesia, no es solo que le sirvamos en nuestra generosidad, en nuestras oraciones y en nuestra devoción. Es estar involucrados en todo lo que hacemos por Él con todo nuestro corazón y mente. Al igual que con Salomón y el pueblo de Israel, necesitamos un compromiso del cien por ciento en la construcción de la Iglesia de Dios en la tierra. Necesitamos personas de todas las edades involucradas, así, estudiantes, adultos mayores, adultos solteros, adultos casados, niños, todas las personas dispuestas. Estamos todos juntos, todos somos parte del mismo equipo.

Dios desea todo nuestro corazón y una mente dispuesta. Cuando le servimos de todo corazón, seremos sinceros en nuestro matrimonio, en nuestra soltería, en nuestra vocación, de todo corazón en todo lo que hacemos. Cualquier cosa que hagamos debe comenzar con un corazón para el Señor y una mente dispuesta. Como cristianos, a veces separamos el corazón y la mente, pero en realidad, estos trabajan juntos. Debemos ser cristianos maravillosa e increíblemente inteligentes en nuestra capacidad de amar a Jesús con todo nuestro corazón.

Busca al Señor. Deja que Dios hable a tu corazón. Luego, sírvele con todo tu corazón y con toda tu mente.