[Vida de David] Cómo librar nuestras propias batallasMuestra

Siempre estamos en una batalla

En la vida, pasamos por diferentes circunstancias. Algunos están marcados con buenas noticias, regocijo, felicidad y celebración. Nos gustaría que nuestras vidas fueran así todo el tiempo. Pero también encontramos momentos que causan incomodidad o traen cambios que nos provocan grandes problemas. Una batalla no es necesariamente un problema o un mal momento. Una batalla es algo que viene contra nosotros, contra nuestra fe o contra nuestra comodidad. Podría requerir tomar decisiones, lidiar con nuestras emociones o con nuestras relaciones personales. No importa si las circunstancias son buenas o no.

Podríamos decir que estamos pasando por batallas todo el tiempo. Estás en una batalla en este momento; estoy en una batalla en este momento; siempre estamos en una batalla. ¿No se siente como una cosa tras otra? ¿Te identificas con esta frase, «siempre me pasa algo»? O vas a una batalla, estás en una o estás saliendo de una.

Puede ser una batalla contra el cáncer, contra el dolor, la soledad o la depresión. Puede ser una batalla en tu matrimonio, en tu escuela, en casa, con tus finanzas, en la oficina, con la cultura, contra nuestra visión del mundo. Hay batallas por todas partes. Siempre hay un desafío en nuestras vidas.

En la Biblia, la única manera de establecer un reino era teniendo la victoria en una serie de batallas. El rey David enfrentó muchas batallas, pero siempre tuvo un propósito más elevado cuando luchaba, que era glorificar al Señor. De la misma manera, no importa en qué tipo de batalla estemos; debemos glorificar al Señor con nuestras decisiones, nuestros pensamientos y nuestras vidas. Si mantenemos nuestros ojos en Él, en lugar de en nuestras circunstancias, el Señor puede darnos una manera diferente de llevar a cabo la batalla. Su dirección seguramente nos concederá la victoria.

Nunca debemos olvidar que la razón por la que estamos luchando todas estas batallas no es solo para sobrevivir, o para tener una buena vida, sino para establecer el reino de Dios en medio de nosotros.