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Adornados Por Jesús

DÍA 5 DE 5




Falso Verdor

Mientras viajaba un día por la carretera y observaba desde mi ventana el paisaje, fijé mis ojos en un árbol no muy alto que se veía bien verde. Al estar más cerca me di cuenta que realmente no era un árbol sino un tronco seco y sin ramas, que estaba enteramente cubierto por una enredadera.

Si haciendo uso de mi imaginación, le doy vida a aquel tronco que en algún momento fue un árbol, pienso que este debía estar muy contento. Aquella enredadera se había apiadado de él y lo había vestido nuevamente de verde. Lamentablemente, la realidad es que su esencia estaba muy seca, tan seca que estaba muerta, así es que no podía estar ni triste ni alegre.

Esta escena me hizo reflexionar sobre el peligro y la necedad de aparentar lo que no se es. En mi pensamiento, volvió aquel momento y aquel lugar en el que Jesús habló acerca de esto con los religiosos. Tan trágica era la apariencia espiritual de ellos que Jesús los comparó con un sepulcro. Sus palabras exactas fueron: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! Porque soy semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia" (Mt. 23:27).

Las enredaderas verdes comienzan a apoderarse de las cosas poco a poco y, si se les deja, consiguen cubrirlo todo. Los que observan desde lejos tienen una imagen inicial de vida y verdor, pero es solo apariencia, es algo ajeno que se ha encargado de cubrir de manera piadosa pero trágica, aquello que ha quedado a su merced.

Jesús llamó al falso estado de espiritualidad de los escribas y fariseos, hipocresía y la hipocresía no es otra cosa que aparentar lo que no se es. Para ser más exactos y usar la definición del Diccionario de la Real Academia Española, es “el fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”.

La hipocresía no hace bien a nadie. Tal vez, otros serán engañados por las hojas verdes externas, pero mientras esto sucede el árbol se sigue secando, y como dice la Palabra de Dios: “El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará” (Jn. 15:6).

Nuestra vida cristiana externa, es decir aquella que puede ser vista por otros que no seamos nosotros mismos, tiene que estar en completa consonancia con lo que somos en nuestro interior. Si decimos que somos de Cristo, que somos Sus hijos y que Él es nuestro Señor, entonces debe ser Él quien gobierne nuestras vidas. Debemos amar Su Palabra y andar en obediencia. Su adorno debe estar en nosotros y debe poder ser visto.

El verdor que nos cubre debe ser la vida de Cristo en nosotros. Nuestras palabras, actos, sentimientos y actitudes deben nacer de un corazón que ha sido sometido en obediencia al amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Dios que ve el corazón, nos conoce y no hay hojas verdes que puedan engañarle. ¿Estamos cubiertos de apariencias pero secos y lejos de Dios, o corre por todo nuestro ser la savia de Cristo que nos llena de la vida y el verdor del Espíritu y que adorna nuestro ser?

¿No es hermoso que los que somos hijos de Dios estamos vestidos de Cristo, tanto por fuera como por dentro? Cuán importante es que lo que otros ven por fuera sea lo mismo que ve Dios en nuestro interior. Cuidémonos de las enredaderas y las apariencias y seamos íntegros para Dios en toda nuestra manera de vivir.

Los que están más cerca de nosotros son los que se afectan o se benefician por la manera que somos o actuamos. Ante ellos nuestra vida está más al descubierto y muchos resienten la distancia que hay entre nuestras palabras y nuestros actos.

La integridad, la entereza de carácter, los buenos principios y valores, son adornos que Jesús nos ha dado por su obra transformadora a través de su Espíritu Santo obrando en nosotros y que le dan verdor a nuestras vidas. Procuremos nutrir nuestras raíces de la palabra de Dios, de la savia de Cristo, del agua de vida.

“El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano, plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán” (Sal. 92:12-13).

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ngfigue@yahoo.com

Agradecimiento especial a Jonathan E. Riddering por su colaboración en el arte gráfico.

Día 4

Acerca de este Plan

Adornados Por Jesús

Al Señor Jesús le ha placido adornar nuestras vidas con exquisitos adornos que el mundo jamás nos podrá dar. Son adornos que provienen de lo alto, del mismo corazón de Dios. Este plan nos llevará a la Palabra para que el...

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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/grettchen.figueroa

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