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La oración ante la separación

Cuando tenemos que separarnos de un ser querido, ya sea por viaje o por equis situación, es un momento de mucho dolor. Qué bueno que este dolor lo podemos entregar al Señor. En Hechos 21:5 encontramos una situación así.

Mi amigo, mi amiga, el Apóstol Pablo se encaminaba hacia Jerusalén. La situación era seria porque había palabras proféticas acerca de que él iba a pasarla mal, que iba a ir y, probablemente, no le volverían a ver. ¿Qué fue lo que hizo la Iglesia? Se fueron con él a un lugar apartado, se arrodillaron ahí con sus familias —las mujeres, los hijos, los hombres— y clamaron a Dios, entregaron ese dolor de la separación a Dios. Ellos no podían entender esa separación. Pablo tenía un llamado de parte de Dios y él sí tenía que irse. Pero, lógicamente, aquellos que no habían escuchado esa voz pensaron: “Por qué se va, si allá le espera el peligro, si allá están esperando para triturarle, para matarle, para destruirle”. Sin embargo, él se encaminaba porque tenía un mandato de parte de Dios.

Mis queridos hermanos y amigos, cuando nos separamos de un ser querido, no entendemos la situación. ¿Qué podemos hacer? Orar, entregar esa situación a Dios, porque si no se enferma nuestro corazón, vamos a morir antes de tiempo por la ansiedad, por el dolor.

Señor, tú conoces el dolor de la separación. Hasta la cruz clamaste: “Padre, Padre, ¿por qué me has abandonado?”. También nosotros sufrimos cuando seres queridos se separan de nosotros por algún motivo que a veces no entendemos. Todo ese dolor hoy lo entregamos a Ti, Padre, en el nombre de Jesús. Amén.