La oración de un padreMuestra

La oración de un padre por arrepentimiento

Querido Jesús, debo haberte decepcionado hoy. Me desperté estresado y malhumorado. Para mi ojos cansados todas las oportunidades que me diste de servir agradecido parecían en cambio obligaciones pesadas.

Mis hijos, por ejemplo. Confieso que hice todo lo posible para hacerlos sentir responsables por mi mal humor en la mañana. (¡Si no tuviera que empacar sus almuerzos! ¡Si ellos hubieran terminado su tarea la noche anterior! ¡Si ellos no acapararan el baño!). Corrí por la casa como un rinoceronte malhumorado. Enganché mis pantalones favoritos en el proceso. Era lógico, Señor, pero culpé a un niño por eso también.

El día descendió en espiral desde allí. Era un conductor rudo. Un empleado impaciente. Un ama de casa resentida. Y cuando mis hijos llegaron a casa, me dieron lo que merecía.

Un gran abrazo.

Espera. ¿Qué?

Si, un abrazo y me derretí. Su amor incondicional dibujó una disculpa en mi corazón, una resolución para hacerlo mejor, para empezar de nuevo, para honrar su misericordia.

Gracias por estos niños, Señor. Gracias por la forma en que los usaste para demostrar tu amor. Un amor que es inmerecido y totalmente misericordioso. Un amor que elige olvidar mis pecados. Un amor que trae arrepentimiento a mi obstinado corazón. Un amor que me inspira a servir con agradecimiento y alegría. Amén.

“El Señor es misericordioso y clemente; No nos ha tratado como merece nuestra maldad, Ni nos ha castigado como merecen nuestros pecados” (Salmo 103:8-10).