Jesús, El Centro De TodoMuestra

Jesús, mi nuevo comienzo

¿Cuántas veces hemos puesto nuestro enfoque en los resultados? Cuando el esfuerzo y el tiempo invertidos son mayores a lo que finalmente obtenemos, o cuando las cosas no salen como hemos planeado, sentimos derrota, frustración y desánimo como un quiebre interno que nos posiciona en una identidad distorsionada.

Pedro tuvo su temporada de acumular ceros. Una barca, vacía. Unas redes, vacías. Su ánimo, en cero. Sus expectativas, en cero. La noche había terminado, ya comenzaba otro día, seguramente con muchas ocupaciones.

Jesús, que estaba rodeado de una multitud que quería escucharlo, estaría tan ocupado como Pedro. Pero sus ojos se fijaron en Él, y Él fue de su agrado. Jesús lo miró y le pidió lo que tenía: “Dame tu barca, aunque esté en cero”. ¡Que hermoso es Jesús! No necesita “apariencias exitosas” para usar una vida. Solo necesita que esté disponible. Juntos bogan mar adentro y algo sucede en las profundidades.

Yo también puedo escuchar que Jesús nos está pidiendo hacer algo en obediencia. Una experiencia en el silencio con Él, rodillas al suelo, reconociendo quién es Él en nuestra vida y quiénes somos para Él.

Ahora sí, los resultados serán sobrenaturales.