Cómo superar las heridas emocionalesMuestra

Haz duelo

Las formas en que pecamos y tratamos de superar las dificultades son en última instancia, una forma de medicar nuestras heridas emocionales en la vida. Sí, pecamos porque nacemos pecadores, pero también pecamos porque se peca contra nosotros. Desarrollamos formas de sobrellevar el dolor que el pecado de otros nos ha causado.

Entonces, ¿cómo procesamos nuestras pérdidas, dolor y heridas? ¿Cómo sobrevivimos sin caer en la ansiedad, la desesperación y el desánimo? En lugar de hacerlo anestesiándonos mirando series en Netflix, pasando tiempo en las redes sociales, comiendo en exceso, bebiendo demasiado o viendo pornografía, ¿cómo podemos elegir un camino saludable, encontrar una manera de seguir adelante y avanzar?

Necesitamos sentir para sanar. Tus emociones son reales y válidas, permítete sentirlas. El dolor que sentiste en el pasado o que estás experimentando ahora es real. Sé sincero contigo mismo sobre tus miedos, sentimientos, preguntas, heridas y luchas. Está bien no estar bien, no pasa nada por lamentarse y hacer duelo. No es fácil, pero es necesario. No huyas de tu dolor, no lo reprimas. No puedes rodearlo, debes atravesarlo y solo entonces podrás empezar a mejorar.

No pasa nada por no tenerlo todo claro y por hacer duelo. De hecho es saludable hacerlo. En este sentido, recuerdo cómo Jesús lloró en Juan 11 cuando murió su amigo Lázaro. Si Él, siendo Dios, se tomó tiempo para sentir y llorar, ¿qué importancia tiene esto para nosotros?

Te animo a que escribas las pérdidas que has experimentado. Permítete sentir estas emociones, siéntate con ellas y habla con Dios sobre ellas. Sé sincero con Él sobre tu dolor, tus frustraciones y tus preguntas. Piensa que Él está contigo, ahí donde tú estás y te consuela.

Dios, necesito ser honesto conmigo mismo y contigo sobre las formas en que estoy afrontando el dolor. Ayúdame a limpiar mis heridas en lugar de dejarlas supurar. Ayúdame a elegir la sanidad. En el nombre de Jesús, amén.