El lugar de nacimiento de un Rey

Por Denise Trio

“Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra. Te extenderás de norte a sur, y de oriente a occidente, y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia" (Génesis 28:14 NVI).

Cuando un bebé nace en la Familia Real, todo el mundo se entera. Hablan sobre su número de descendencia en la línea para el trono. Hay una ceremonia, fanfarria, una gran celebración y tal vez hasta un desfile real por este príncipe o princesa que está vestido con la ropa más fina. El bebé nace en el mejor hospital, vivirá en un palacio y asistirá a las escuelas más prestigiosas.

Así no es la historia de Jesús. Aquí está la historia de cómo Él nació.

Lucas 2: 7 dice que María "lo envolvió en telas y lo colocó en un pesebre, porque no había habitación disponible para ellos". Hemos escuchado esta historia tantas veces que se ha convertido en algo común, pero no nos perdamos los detalles de esta historia. Jesús nació en un granero, no en el mejor hospital. Estaba envuelto en tiras de tela, no en un lindo trajecito. Lo acostaron en un comedero de animales, no en una hermosa cunita. Si Jesús es el Rey de Reyes, ¿la narración de su nacimiento no debería ser un poco más majestuosa?

Este pasaje de Génesis habla de cuán numerosos serán los súbditos en Su Reino y de lo lejos que se extenderá el reinado de Jesús. Es una promesa a Abraham de que sus descendientes serán tan numerosos como el polvo, ¿puedes siquiera contar el polvo? Y se extenderán a través de los cuatro rincones de la tierra. Generaciones más tarde, los descendientes de Abraham se convirtieron en la nación de Israel, una nación formada por millones de judíos.

En el Nuevo Testamento, leemos que debido a que Jesús descendió de Su trono en el cielo y nació en el lugar más humilde (y estoy seguro que tambien era uno de los lugares más sucios de la tierra), judíos y gentiles por igual son parte de los descendientes de Abraham. Como cristianos, formamos la gran familia de Dios. El número de cristianos dispersos por los cuatro rincones de la tierra asciende a 2.200 millones de personas, y ese número crece diariamente.

Y sobre todos los miles de millones de personas en la tierra, cristianos o no, Jesús reina como el Rey de Reyes. ¡Que ironía que hace 2.000 años, "el Rey de Reyes yacía en un humilde pesebre" (letra de "Santa la Noche”). Me pregunto si Abraham se imaginó que esta palabra profética de Génesis se desarrollaría de esta manera.

Ahora, avancemos rápidamente al Libro de Lucas, que describe el linaje de Jesús a través de Su padre terrenal, José. Es fácil ver genealogías en la Biblia y dejar que nuestros ojos pasen rápidamente por encima de estas, asumiendo que estos versículos contienen muchos nombres sin detalles importantes. Pero dirigiendo nuestra atención a los versículos 33 y 34, leemos que Abraham, Isaac y Jacob están todos en la línea familiar de José. Esto es significativo porque Dios le hizo una promesa a Abraham de que todas las personas en el mundo serían bendecidas a través de él y su descendencia. Miles de años después, Dios demuestra ser fiel al cumplir Su promesa a través de Jesús, Su propio Hijo. Debido a la gracia común, todos los casi ocho mil millones de personas en la tierra son bendecidos, tal como dice este pasaje.

En realidad, esa noche fue santa.

Medita: Imagina el granero de una granja. Hay rollos de paja y animales masticando silenciosamente mientras espantan las moscas con sus colas. Una rata corre por las vigas y las arañas tejen su tela en los rincones. Está oscuro y sucio. En este ambiente, nació el Rey de Reyes.

Practica: A medida que nos acercamos a la Navidad, toma tiempo hoy para agradecer a Dios por cumplir Sus promesas, por probar Su fidelidad y por enviar a Su Hijo, el Rey, a que naciera por ti.

Ora: Querido Jesús, Tú eres el Rey de reyes. Mereces toda la gloria, el honor y la alabanza. Te mereces un trato real. No tenías que haber venido a la tierra, y mucho menos haber nacido en un granero; y sin embargo, por Tu amor por mí, lo hiciste. No quiero dar por sentada esta historia poderosa. ¡Ayúdame a recordar este regalo a pesar del ajetreo de esta temporada! Amén.