Persevera en el presenteMuestra

Huye del pecado y las distracciones

A menudo olvidamos que tanto las cosas buenas como las malas pueden ser una distracción. Los cristianos, generalmente, entienden que el pecado es algo malo. Pero, ¿qué pasa con las cosas buenas que aún logran quitarnos la mirada de Jesús? Tal vez te encuentres distraído por la vida cotidiana, tal vez las circunstancias presentes te abrumen, al igual que abrumaron a Pedro el discípulo. Cuando se bajó de la barca y caminó en el agua, tan pronto como quitó la mirada de Jesús, se hundió. Es importante para nosotros distinguir los pecados y distracciones que consumen nuestra mente y destruyen nuestra perseverancia. Una vez que distingues lo que son, ¡huye de ellos!

Las distracciones toman nuestro tiempo mientras que los pecados toman nuestro corazón. El pecado es a menudo más fácil de identificar que las distracciones. Las distracciones a menudo pueden verse como horarios ocupados, idolatrar el trabajo, idolatrar el matrimonio, la satisfacción personal… La lista podría continuar. Ninguna de estas son cosas malas, pero cuando les permites sentarse en el trono de tu corazón, se convierten en distracción. Tanto el pecado como las distracciones son un territorio peligroso para los creyentes, porque matan lentamente tanto nuestra perseverancia como nuestra fe. Nuestro caminar no se trata de cuán cerca del pecado podemos llegar, se trata de lo cerca que podemos llegar a la santidad. Estamos destinados a ser apartados del mundo, la forma en que vivimos debe reflejar nuestra búsqueda de la santidad. ¡Presta atención a lo que hay en tu mente y tu corazón! Cuánto más tiempo pasamos viviendo plenamente en Cristo, menos tiempo tienen a las distracciones y el pecado.

Oración

Padre, te damos gracias por la claridad que trae tu Palabra. Por favor, revélanos las áreas donde hemos dejado que las distracciones y el pecado maten nuestra perseverancia. Ayúdanos a honrarte en todas las áreas de nuestra vida. Que no permitamos que las cosas buenas se conviertan en ídolos. Danos el deseo de buscarte, para que podamos ser más como Jesús cada día. Te amamos. En el nombre de Jesús, amén.