Lecciones en El DesiertoMuestra

El desierto es un lugar difícil, no malo.

El desierto en el Antiguo Testamento fue descrito como: "grande y aterrador". Fue un lugar por el que los israelitas vagaron durante cuarenta años debido a una completa falta de confianza en Dios. Dios, en Su soberana sabiduría, los condujo al desierto y permaneció a Su lado, protegiéndolos y proveyéndolos hasta que toda la generación de la vieja guardia murió. Luego condujo a la nueva generación bajo el liderazgo de Josué a la Tierra Prometida.

En nuestra vida actual, el desierto es menos un lugar y más una estación. Es un periodo de tiempo orquestado por Dios en el que nos vemos obligados a enfrentarnos a nuestras circunstancias, enemigos y limitaciones. Es cuando nos encontramos deambulando desganadamente frente a muchas puertas cerradas. A veces se siente como si estuviéramos sentados en un lugar caliente de incomprensión y confusión. Puede sentirse como un lugar estéril de espera interminable e innumerables oraciones sin respuesta.

El desierto será una temporada difícil, pero no será sin frutos. Tendrá evidencias de la dulce presencia de Dios en todo momento. Encontrarás el favor de formas inesperadas y habrá bendiciones inexplicables a lo largo del camino. La única condición para navegar en la estación del desierto es mantener tus ojos en Jesús y tu corazón y mente sensibles a lo que el Espíritu Santo está diciendo y haciendo. Cuando esta sea tu postura, tu respuesta será la gratitud. Gratitud por todo lo que Él ha hecho y por Su constante presencia en tu vida. Ningún desierto podrá apartar al Dios del universo de ti. Al fin y al cabo, ¡Él es también el Dios del desierto!