Vivir renovado: En NavidadMuestra

Esperanza

Como cristianos, celebramos la Navidad como una forma de recordar la esperanza que tenemos en Jesús. ¿Por qué, entonces, es tan fácil sentirse desesperanzado en esta época del año? Tal vez sea porque no entendemos bien qué es la esperanza y de dónde viene.

Jeremías 29:11 es uno de los versículos más populares sobre la esperanza. Dice, “‘Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.’”

No son solo palabras bonitas para enmarcar o poner en una taza de café. Son una promesa de Dios a la que debemos aferrarnos cuando nos sintamos desesperados. Aunque estas palabras eran originalmente para los israelitas en el cautiverio de Babilonia, Dios es el mismo hoy que en aquel entonces. Como su carácter sigue siendo el mismo, podemos confiar en que esta promesa sigue siendo válida para nosotros hoy.

De hecho, si las buscamos, encontraremos que las promesas de Dios para nosotros están por todo el Antiguo Testamento. Una y otra vez, a través de las historias de Su pueblo, Dios nos muestra quién es y nos demuestra que es digno de confianza.

Una de las primeras promesas de Dios se encuentra en Génesis, cuando Él dice que bendecirá a todas las naciones de la tierra a través de Abraham. Lo que Dios está diciendo es que el Mesías será un descendiente de Abraham y que salvará a todo el pueblo de sus pecados, no solo al pueblo judío, sino a cualquiera que crea en él. Luego, en el Nuevo Testamento, vemos la evidencia de que Dios es fiel a su palabra. El libro de Mateo nos muestra que la genealogía de Jesús se remonta hasta Abraham, y el libro de Juan nos dice que todo aquel que crea en Jesús tendrá vida eterna. Nuestro Dios es un cumplidor de promesas. Él es nuestra esperanza viva.

La esperanza no viene de las cosas materiales ni de las promesas vacías de este mundo. La verdadera esperanza viene de saber que pasaremos la eternidad con Jesús. En comparación con la eternidad en el Cielo, nuestras circunstancias actuales son solo un parpadeo y desaparecen en un abrir y cerrar de ojos. Aunque eso no significa que no vayamos a sentir dolor, sí significa que podemos elegir mirar más allá de nuestro dolor actual hacia el gran futuro que está por venir.

Sea lo que sea que estés pasando en estas fiestas, busca la esperanza en las promesas de Dios. Él nunca te dejará y nunca te fallará. Siempre te perdonará y siempre te guiará. Él es tu fuerza, tu roca y tu protección. Cuando sientas que nunca harás lo suficiente, tendrás lo suficiente o serás suficiente, recuerda que estas luchas son temporales y que Dios tiene más para ti. Él te ama profundamente y anhela pasar tiempo contigo. Recuerda que Él te ha prometido un futuro, y es más de lo que podrías imaginar.