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¿Sigues viviendo para Dios?

Vivir para Dios no se limita a asistir a la iglesia, es mucho más que eso. El versículo 7 del sermón del monte nos recuerda que Dios bendice a aquellos que muestran misericordia hacia los demás y extienden una mano a aquel que la necesita:

“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.

Cuando vivimos para Dios, entendemos que la misericordia que hemos recibido nos fue dada para demostrársela a otros. No podemos ser egoístas con aquello que se nos fue dado gratuitamente.

Dios bendice a aquellos que deciden vivir por el reino, aquellos que entienden que forman parte de algo mucho más grande que sus propias vidas.

¿Sigues viviendo para Dios? ¿Sigues teniendo el deseo de servir a los demás?

Vivir para Dios se refiere no solo a la compasión externa que podemos mostrar hacia los demás, sino también a la pureza de nuestro corazón.

“Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios”.

La pureza de corazón va más allá de rituales religiosos, se refiere a una devoción interna, una vida que busca constantemente agradar a Dios.

Todos cometemos errores porque somos imperfectos, pero a pesar de eso, tenemos la posibilidad de vivir con un corazón puro día tras día. La condición de nuestro corazón y de nuestros pensamientos es muy importante.

Vivir para Dios no es un camino libre de obstáculos, pero definitivamente lo vale. Vale la pena comprometernos a vivir conforme a su Palabra, y vivir de tal manera que seamos el reflejo del cielo en la tierra.

¡Decide hoy vivir para Dios en cada área de tu vida!

Oración: Jesús, gracias porque trabajas en nosotros y a través de nosotros para establecer tu reino en esta tierra. Te pido que limpies mi corazón y me ayudes a vivir conforme a tu Palabra. Amén.