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Esperar en DiosMuestra

Esperar en Dios

DÍA 3 DE 6




El tiempo de Dios

“Mas yo esperaré siempre, y te alabaré más y más.”Sal. 71:14

El tiempo nuestro está lejos de ser el tiempo de Dios. Esto es así porque nosotros tenemos un reloj que nos dice la hora, unas estaciones que nos ubican en el año y un cuerpo que nos va diciendo como vamos avanzando en la vida. Todo esto es muy normal para nosotros, porque hemos ajustado la vida a la salida del sol y a la llegada de la luna.

Dios está fuera de todo enlace con el tiempo, dado que la eternidad es un continuo presente. Por eso, el apóstol Pedro dijo: “Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.” 2 Ped. 3:8

Cuando el Señor dice pronto, puede ser que a nosotros nos parezca tarde. Por tal razón, empezamos a desesperar cuando no vemos la rápida respuesta a nuestras oraciones. Calibramos nuestra espera de acuerdo a nuestro concepto del tiempo y nos olvidamos de que pronto para Dios, es el tiempo perfecto en su plan perfecto.

Como hemos visto anteriormente, Abraham esperó 25 años para ver al hijo prometido. Moisés esperó cuarenta años para regresar a Egipto como el libertador de Israel. David fue ungido rey de Israel y no fue hasta mucho tiempo después que se sentó en el trono para reinar. El Señor le dijo a sus discípulos que regresaría hace más de dos mil años pero aún no ha regresado.

No nos hace bien querer ajustar el tiempo de Dios al nuestro, porque no siempre las cosas sucederán cuando queramos. Desarrollar la virtud de la paciencia cuesta, porque no es fácil. La gran pregunta “¿Cuándo?” llega a la presencia del Señor, y en ocasiones recibe la piadosa respuesta de Dios, todavía un poco.

Antes de ir a la cruz Jesús les dijo a sus discípulos algo que los dejó en el aire. Él se iba y dejarían de verlo pero lo volverían a ver. Ante su confusión se dijeron entre sí mismos, “¿Qué quiere decir con: Todavía un poco? No entendemos lo que habla.” Jn. 16:18 Nosotros sabemos de qué hablaba Jesús porque conocemos la historia de su crucifixión y de su resurrección. Ellos no la conocían. Así nos pasa a nosotros, no entendemos por qué eso que ansiamos se tarda, o por qué llevamos tiempo esperando y aún no pasa nada.

El salmista tuvo momentos en los que pudo esperar con paciencia, “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.” Sal 40:1 No obstante, también tuvo momentos en los que se le hizo muy difícil esperar, “Mi alma también está muy turbada; y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?” Sal. 6:3 Dios nos entiende, oremos para que Él nos ayude a esperar su perfecto tiempo y su perfecta voluntad.

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Acerca de este Plan

Esperar en Dios

Tener la paciencia para esperar es una de las cosas más difíciles que enfrentamos en la vida. Queremos las cosas en nuestro tiempo y cuando entendemos que las debemos recibir. La impaciencia se apodera de nosotros cuando...

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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://facebook.com/GrettchenStage

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