DIOS es para siempreMuestra

El éxito es pasajero, pero DIOS es para siempre

Una de las peores partes de ser un corredor de mediana edad en el siglo XXI es que uno sabe que se está volviendo más lento. Gracias a los datos de mi aplicación de trote, obtengo datos objetivos que me permiten demostrar que estoy disminuyendo la velocidad. Es muy posible que mi mayor éxito deportivo esté en el pasado.

La naturaleza temporal del éxito es una parte frustrante de la vida, ¿no es así? Nunca sabemos realmente si nuestras calificaciones mejorarán (o empeorarán), si nuestra iglesia necesitará sillas adicionales (o si tendrá suficiente espacio en las bancas para que la gente se acueste), o si nuestro negocio generará dinero (o cerrará sus puertas). El éxito es pasajero, incierto y no se encuentra garantizado. Esta puede ser una verdad difícil de digerir al entrar en las últimas décadas de la vida.

En contraste, por eso adoro a DIOS. El DIOS eterno nunca tiene que vivir de su éxito pasado. No, DIOS fue glorioso para Moisés, Isaías y Juan en el pasado, es glorioso para toda alma que lo busca en el presente y será glorioso para todo ojo que lo vea en el futuro. «Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos» (Hebreos 13:8).

Esas son buenas y gloriosas noticias. La mejor parte de nuestras vidas —estar con DIOS, no el éxito terrenal— es lo único que nunca cambiará. Sí, el corredor joven podría sobrepasarnos, las antiguas formas de hacer negocios podrían no funcionar, y la mayor asistencia a nuestra iglesia podría estar ya en los libros, ¡pero con Jesús todavía tenemos un futuro emocionante porque nuestro DIOS es para siempre!