Cosas que valen la penaMuestra

EL DESAFIO ES GRANDE, LA RECOMPENSA ES MAYOR

Las distracciones están aquí para quedarse. Eso significa que nunca es demasiado temprano ni tarde para aprender a decir no una y otra vez.

Nota que en los versículos de hoy, el escritor de Hebreos nos llama, como seguidores de Cristo, a quitar dos cosas de nuestra vida: (1) pecado y (2) todo lo que nos impida correr la carrera. No toda distracción mundana es un pecado evidente, pero las distracciones del mundo pueden impedir que corramos bien la carrera de la fe.

Entonces ¿cómo podemos responder específicamente cuando las distracciones se han convertido en los amos de nuestras vidas en lugar de nuestros siervos?

Primero, debemos examinarnos a nosotros mismos diligentemente. Deberíamos sentarnos por un momento y examinarnos, examinar la trayectoria de nuestra vida y las distracciones que impiden que seamos la mejor versión de nosotros mismos.

Segundo, podemos verbalizar las distracciones que evitan que llevemos a cabo nuestro trabajo para el Reino de Dios, que nos alejan de los que amamos más o nos impiden que alcancemos nuestro mayor propósito. Como mencioné ayer, estas distracciones puede que no parezcan perjudiciales en la superficie, pero si se han desbordado y llegado a lugares a donde no pertenecen, podrían llegar a serlo.

Tercero, podemos ser diligentes e intencionales para quitar estas distracciones. Esto puede ser difícil y require momentos de lucha con nosotros mismos, pero debemos aprender a pelear.

Por último, es importante recordar el valor de las obligaciones más importantes frente a nosotros. Tu trabajo más importante nunca será el más fácil, de hecho, probablemente será uno de los más difíciles que tendrás que llevar a cabo. Ser un padre intencional, amar a tu pareja, ser testigo osado, empleado fiel, artista inspirador, buen patrón, o un miembro altruista de una comunicdad nunca es el camino más fácil. Pero a la larga, hay más gozo y felicidad allí que en ningún otro lugar.

Hebreos 12:1-2 dice: “Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”.

¿De qué manera es Jesús el modelo para persistir en las cosas importantes?

¿De qué manera es Él la meta de esta carrera?