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Ansiosos Por Nada Para Lectores Jóvenes Por Max LucadoMuestra

Ansiosos Por Nada Para Lectores Jóvenes Por Max Lucado

DÍA 1 DE 4

¡Así se hace! El hecho de que hayas abierto este plan dice mucho de ti. Estoy muy orgulloso de ti por querer una respuesta a esta pregunta: ¿Cómo puedo lidiar con la preocupación? Muchas personas nunca buscan esa respuesta. Asumen que la ansiedad es parte de la vida y hasta cierto punto, tienen razón. La ansiedad es parte de la vida. Pero la ansiedad no debe apoderarse de tu vida.

Me alegro de que te ocupes para controlar este problema antes de que te afecte a ti. Ruego que Dios utilice este plan para equiparte con las herramientas necesarias para luchar contra el enemigo llamado preocupación.

La preocupación es cuando dejamos que los problemas de mañana arruinen el día de hoy. No hay nada malo en estar preparado para el mañana. Tampoco es malo tener una sana preocupación por el mañana. Pero la preocupación va más allá de la preparación y la sana preocupación. La preocupación intenta resolver hoy los problemas de mañana. Esto es lo que llevó a Jesús a decir: «Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal» (Mateo 6:34 rvr1960).

La palabra griega para preocupación utilizada en las Escrituras es un maravilloso compuesto de dos palabras que significan «dividir» y «la mente». Preocuparse, entonces, es dividir la mente. La ansiedad divide nuestra energía entre los planes de hoy y los problemas de mañana. El resultado es una vida a medias.

Entonces, ¿cómo podemos superar la vida a medias? En el libro de Filipenses, Pablo quería que sus amigos supieran que no tenían que preocuparse por sus vidas porque Dios estaba cuidando de ellos. Les escribió en Filipenses 4:6 (rvr1960): «Por nada estéis afanosos».

Pablo no estaba diciendo que no deberíamos sentirnos nunca más ansiosos. Lo que estaba diciendo es que no deberíamos sentirnos ansiosos todo el tiempo. Porque cuando estamos ansiosos todo el tiempo, ese sentimiento puede apoderarse de nuestras vidas. Y cuando eso sucede, es difícil sentir alegría.

Leamos más de lo que Pablo escribió en Filipenses 4:4-9 (rvr1960):

«Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!

Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros».

La preocupación es algo que podemos superar utilizando el acrónimo C-A-L-M-A:

C - Celebra a Dios y su bondad. En el versículo 4, Pablo dice: «Regocijaos en el Señor siempre». Cuando recordamos quién es Él y lo que ha hecho, podemos sentirnos llenos de alegría de una manera que nos hace querer celebrarlo a través de la adoración.

A – Apela a Dios por ayuda. En el versículo 6, Pablo dice: «Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego». Cuando oramos y pedimos ayuda a Dios, dejamos que Él nos quite nuestras preocupaciones. No tenemos que cargar con ellas nosotros mismos.

L – Levanta la mirada a lo positivo. El verso 6 también contiene la frase: «… con acción de gracias». Recordar dar gracias a Dios por las cosas buenas de nuestra vida nos ayuda a ver nuestras situaciones con más positividad.

M – Medita acerca de lo bueno. En el versículo 8, Pablo dice: «… todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad». Cuando meditamos en las cosas buenas, nuestro cerebro y nuestro corazón se sienten más tranquilos.

A — Alaba.

Hoy comenzaremos con la C - Celebra a Dios y su bondad.

Pablo experimentó muchas tormentas en su vida. Su peor tormenta fue probablemente cuando estaba en la prisión de Roma. En ese momento, tenía unos sesenta años. Mientras estaba en la cárcel, escribió nuestro texto C-A-L-M-A a los Filipenses.

¿Te imaginas escribir «Regocijaos en el Señor siempre» cuando estás encadenado y no sabes si algún día serás libre? Mientras escribía, Pablo sabía que podía morir en la cárcel o ser asesinado por los romanos.

Pero aún así, Pablo escribió: «Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!» (Filipenses 4:4 rvr1960). Esta es la primera instrucción de Pablo que nos ayudará con nuestras ansiedades: regocijémonos o alegrémonos en el Señor. Y Pablo no quería que nos alegráramos en el Señor solo una vez o de vez en cuando. ¿Qué dijo? «Regocijaos en el Señor siempre». Y luego, como si no le hubiéramos oído la primera vez, escribió: «Otra vez digo: ¡Regocijaos!».

¿Pero cómo es posible celebrar a Dios todo el tiempo? A veces estamos tristes y no tenemos ganas de celebrar. A veces estamos ansiosos y no nos sentimos alegres.

Celebrar a Dios significa simplemente que recordamos lo bueno que es Dios, independientemente de lo que ocurra en nuestras vidas.

Pablo nunca dejó de celebrar a Dios. Recordaba lo que Dios había hecho por él, incluso cuando estaba en la cárcel.Una creencia que aparece mucho en los escritos de Pablo es esta: Dios es soberano. La soberanía describe el perfecto control y manejo del universo por parte de Dios. Él está a cargo, y está involucrado en toda su creación.

Cuando se trata de la ansiedad, entender la soberanía de Dios es enorme. A menudo, nos ponemos ansiosos cuando sentimos que no tenemos control sobre nuestras circunstancias.

Amigo mío, la paz no llega cuando consigues el control de todo en tu vida, ¡porque eso nunca ocurrirá! La paz llega cuando crees que Dios es soberano. Cuando le confías a Él tus preocupaciones y ansiedades, puedes sentir paz aunque no tengas el control de todo, porque Dios sí tiene el control. ¡Qué alivio!

La próxima vez que temas el futuro, recuérdate a ti mismo que debes estar lleno de alegría en la soberanía de Dios. Recuerda lo que Él ya ha hecho por ti. Celebra que Él es capaz de hacer lo que tú no puedes hacer.

Día 2

Acerca de este Plan

Ansiosos Por Nada Para Lectores Jóvenes Por Max Lucado

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Nos gustaría agradecer a HarperCollins/Zondervan/Thomas Nelson por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: http://www.librosdemaxlucado.com/

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