Con VidaMuestra

La esperanza está viva

Cuando nació mi hija, todo el mundo decía que se parecía a mí. Honestamente, no veía lo mismo que la gente. Entonces un día, mientras ella estaba sentada en su pequeño asiento dentro del auto, los rayos del sol resaltaban su rostro y lo vi. Vi el parecido del que todo el mundo hablaba. En realidad, fue el sol sobre su rostro lo que me dio la letra de una canción que escribí llamada Alive (Con Vida). Ver el parecido que ella tenía conmigo me provocó una emoción por escribir la letra de una nueva canción. Ser padre me dio un propósito completamente nuevo y de estar agradecido.

Dios nos da nuevas canciones para entonar. Él pone canciones en nuestros corazones y palabras en nuestras mentes para bendecir su nombre. Él busca y se acerca a nosotros a través de su Espíritu. Vemos puesta de sol y estrellas, escuchamos las olas del mar y admiramos las montañas, ya que a través de ellas nos está haciendo saber que está presente en nuestras vidas. Nos sentimos vivos al admirar su creación, lo que nos da más razones para declarar su gloria y obras maravillosas.

Sin embargo, una vida en Cristo no es del todo perfecta con panquecitos y arco iris. Hay un costo para seguir la verdad en un mundo moribundo. En los Evangelios, Jesús dijo que lo siguieran; debemos negarnos a nosotros mismos y recoger nuestra cruz. Pablo dijo que había sido clavado en la cruz junto con Cristo y por lo tanto vivía por fe. Una vida en Cristo es reconocer quién es Jesús en ti. Él se convierte en tu identidad. De la misma manera en que la gente creía que mi hija se parecía a mí, nosotros también comenzamos a parecernos a nuestro Padre celestial. Comenzamos a ser amor en un mundo lleno de odio. Hacemos brillar su luz en un mundo lleno de tinieblas.

Es sólo a través de Jesús que conocemos al Padre. Su Espíritu nos acerca a Dios y su Palabra nos da entendimiento para saber quiénes somos en él. A través de Cristo, no solo tenemos una identidad con propósito aquí en la Tierra, sino que incluso en nuestros días más tristes, recibimos una esperanza vida de él. Nos aferramos a la esperanza porque nuestro corazón está puesto en Dios.

Pablo escribió a los efesios: «Pido que les inunde de luz el corazón, para que puedan entender la esperanza segura que él ha dado a los que llamó -es decir, su pueblo santo-, quienes son su rica y gloriosa herencia». ¡Dios mantiene vida la esperanza!