Poniendo en Práctica El Ejemplo De Cristo Muestra

El Salvador siervo

En Filipenses 2, Pablo está construyendo su declaración en cuanto a tener una conducta digna del evangelio. Nos da «el» ejemplo supremo al compartir el evangelio y el carácter de Cristo en un pasaje que era una doxología de la iglesia primitiva. Cristo, siendo Dios mismo, fue un siervo de la voluntad de Dios, para la creación de Dios y para la gloria de Dios. Jesús, que es plenamente Dios y plenamente Humano, fue también un siervo. En estos pasajes, podemos ver cómo Jesús mostró como ser un siervo.

Pablo exhorta a los filipenses a tener la misma mente que Cristo, porque sabía que ahí era donde comenzaba la transformación. La mentalidad de Cristo es la de un siervo, desinteresado y humilde. La transformación comienza en la mente y debemos mirar a Cristo como nuestro ejemplo. Jesús, que era Dios mismo, nunca tuvo en mente arrebatarle la deidad a Dios. Como Hijo divino del Padre, y que amaba a Dios, eligió servirle. Jesús sirvió a Dios siguiendo su voluntad. Él es el siervo salvador, nuestro «ejemplo».

Jesús también fue el siervo salvador de la creación de Dios al tomar la forma de un siervo, viniendo a la Tierra como un ser humano. Jesús limitó su gloria y su capacidad para poder estar entre nosotros y para que pudiéramos identificarnos con él. Se humilló a sí mismo y eligió voluntariamente ser obediente a Dios, hasta el punto de morir en una cruz y nos tuvo en mente todo el tiempo.

Por eso, porque Jesús mismo se hizo siervo humilde, obediente hasta la muerte, Dios lo exaltó en gran manera. Él fue el Siervo Salvador para la gloria de Dios. No solo lo exaltó Dios, sino que la Palabra dice que Dios honró el nombre de Jesús sobre todos los demás. Todos se inclinarán y confesarán al Siervo Salvador que se inclinó a la voluntad del Padre en nuestro nombre. Hacemos esto para la gloria de Dios.

Jesús es nuestro ejemplo perfecto. Él es la principal fuente a la que debemos aspirar cuando se trata de cómo debemos vivir. Déjame hacerte dos preguntas: ¿Cómo estás en la escala de siervo? ¿Amas a Dios y a los demás lo suficiente como para ser un siervo?