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Apocalipsis: El Retorno VictoriosoMuestra

Apocalipsis: El Retorno Victorioso

DÍA 3 DE 4

Una Vida de Justicia


El presidente de una república puede ejercer su autoridad suprema para conceder un indulto a un preso condenado. Un rey puede ofrecer a un culpable el privilegio de la absolución de sus deudas con la sociedad. Sin embargo, ninguno de los dos puede declarar libre de culpa a un preso: sólo pueden perdonarlo. Las autoridades humanas no pueden quitar los crímenes que hacen culpable a una persona.


El perdón que Dios ha concedido a los creyentes en Cristo es completamente diferente. Aunque una persona sea culpable de pecado, Dios decide declararla inocente y justa, a pesar de sus acciones.  El acto divino de justicia declara inocente a un hombre o una mujer de fe como si nunca hubiera cometido ningún pecado. Vemos a Dios llegar tan lejos en lo que respecta al perdón de nuestros pecados. Es como si borrara las pruebas y los archivos que prueban nuestra culpa. De hecho, ¡Él lo hizo! Él limpió el registro de nuestros pecados clavándolos en la cruz. Esto es lo que dice Colosenses 2:14, cuando leemos que Dios canceló el acta de decretos en la que constaban nuestros pecados. Por lo tanto, hemos sido justificados por la fe. La palabra justificar en la Biblia significa ser declarado inocente. Sabemos que Dios puede perdonarnos, pero eso no significa que seamos inocentes. Sin embargo, la Biblia nos dice que Dios decidió no solo perdonarnos, sino declararnos inocentes también. Su perdón va más allá; sobrepasa nuestra comprensión, ya que él decidió declararnos libres de culpa y libres de cargos.


Ninguna autoridad humana, si desea proceder con toda justicia, puede absolver a un culpable. Dios, con autoridad divina, decidió que aquellos en Cristo, aquellos que fueron limpiados por la sangre de su Hijo, serían declarados inocentes.  Sabemos que ninguna persona humana está libre de pecado o culpa. La Biblia declara que no hay quien haga el bien, ni siquiera uno (Romanos 3:13).


Dios dio a conocer su justicia aparte de la ley y decidió justificar a los que tienen fe en Jesús. Esto fue otorgado por su gracia porque Cristo expió nuestros pecados a través de su sacrificio en la cruz. Como resultado, nuestra justificación fue pagada, pero no fue gratuita. Fuimos declarados aprobados por Dios, que es otra forma de entender la palabra justificación, porque Cristo tomó nuestro lugar en el castigo y en la condenación.


Deléitate en el hecho de que Dios te ha aprobado. Alégrate de que el único que es digno de aprobarte, ya te ha aprobado. Puedes caminar con la cabeza en alto, no con orgullo, sino con agradecimiento.




Día 2Día 4

Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a Gregg Matte por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://houstonsfirst.org/

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